martes, 30 de marzo de 2021

Especies alóctonas pescables en Asturias: riesgos y desconocimiento


En los últimos años se han incrementado notablemente las poblaciones de especies ícticas alóctonas en el Principado de Asturias, motivadas por introducciones ilegales descontroladas. Estas acciones suponen un riesgo destacado para nuestros ecosistemas, de consecuencias fatales e inmediatas, que ya estamos sufriendo en algunos cauces, que de manera natural tan solo deberían albergar un número reducido de especies. En Asturias tan solo la trucha común (Salmo trutta fario), el salmón atlántico (Salmo salar), la anguila (Anguilla anguilla) y la lamprea (Petromyzun marinus), tienen consideración de especies autóctonas en nuestros cursos fluviales. Teóricamente también deberíamos incluir el sábalo o xagueto (Alosa alosa), pero al no estar presente de manera generalizada en toda Asturias, me genera alguna duda por esta circunstancia y su condición migratoria. 

Desde hace años en nuestras aguas continentales hay otras especies que podemos considerar asimiladas, como es el caso del pescardo (Phoxinus phoxinus) o del salvelino (Salvelinus fontinalis), y las de origen marino que remontan los cursos, como el caso de los mugílidos (Lizza ramada) (Mugil cephalus) o la lubina (Dicentrarchus labrax). Sin embargo, en las últimas décadas se han introducido otras especies que han prosperado de manera alarmante, especialmente en aguas embalsadas, aunque también han llegado otras que proliferan por nuestros ríos, en fechas más recientes.

La carpa (Cyprinus carpio), el carpín (Carasius auratus), el black bass (Micropterus salmoides) y más recientemente el lucio (Exos lucius), pueblan charcas y embalses de la zona central asturiana, de lo que doy constancia al haberlas pescado todas ya en los últimos tres años. La boga de rio (Pseudochondrostoma polylepis) y el cacho (Squalius cephalus), se han asentado en el cauce medio del río Nalón y afluentes, tras aparecer hace varias décadas en el Eo, Navia y otros cursos del Occidente asturiano. Al margen de las especies citadas con anterioridad, hay poblaciones aisladas de pequeños ciprínidos, que carecen de importancia hasta la fecha, así como de trucha arco iris (Oncorhynchus mykiss), en los cauces cercanos a piscifactorías industriales.


Con este panorama, la situación puede complicarse en dos direcciones. Por un lado, el incremento de las poblaciones de ciprínidos en los cauces de la zona central asturiana, puede tener efectos inmediatos y a medio plazo, no evaluados, y por otro, la traslocación de depredadores, como el lucio o el black bass, a tramos fluviales, generará situaciones de riesgo inmediatamente.

En la mayoría de las ocasiones, las introducciones se han realizado con la intención de crear poblaciones estables de estas especies, para posteriormente poder ser pescadas, sin valorar el impacto ecológico de tan desafortunada acción. Espero que a estas alturas del texto, no haga falta decir que estas acciones son totalmente ilegales y, consecuentemente, serán consideradas como un delito ecológico.

Las consecuencias que puede tener la presencia de estas especies en nuestras aguas pueden ser nefastas, poniendo en peligro las poblaciones de ejemplares autóctonos, compitiendo por el mismo nicho ecológico y gozando las foráneas mayor elasticidad y adaptabilidad. El incremento de la temperatura de las aguas, in crescendo en los últimos años la media y en situaciones puntuales alcanzando parámetros de riesgo para los salmónidos, favorece el desarrollo de las poblaciones de ciprínidos, con mayor tolerancia a las altas temperaturas estivales, lo que supone un claro riesgo.

Los depredadores, como el black bass o el lucio, aún no están presentes en los cauces fluviales asturianos, pero de la misma manera que han llegado a los embalses, a escasos kilómetros de donde ya se encuentran asentados con poblaciones notables, tenemos ríos salmoneros que pueden ser un hábitat ideal para ellos, especialmente para los exócidos. Como ejemplo de las consecuencias que pueden tener estas introducciones, baste recordar la expansión del lucio por tramos bajos de los principales ríos trucheros leoneses desde los años 70. La lectura del artículo de J.C. Pena: INTRODUCCION Y EXPANSION DEL LUCIO (Esox lucius) EN LA PENINSULA IBERICA: SINTESIS GENERAL Y ESTUDIO DE LAS POBLACIONES EN LA CUENCA DEL ESLA, nos ayudará a entender la magnitud del problema.

Cualquier artículo o trabajo del Biólogo de la Universidad de Salamanca Javier Morales Martín, referido a la colonización de ciprínidos de los tramos trucheros del río Negro en Zamora, afluente del Tera, pueden servirnos de perfecta referencia para lo que nos puede pasar o estar pasando aquí. Pescar en la zona alta del Navia en Lugo o aguas arriba de los embalses del Porma o el Esla en León, pueden servirnos de referencia de lo que puede pasarnos en breve. 

No obstante, debemos tener en cuenta que se trata de ecosistemas fluviales similares pero con matices respecto a los nuestros, aunque con bastantes similitudes, no cabe duda que las afecciones serán parecidas. 


En los cauces que desembocan directamente en el mar y sus afluentes de las zonas medias y bajas, tememos otro riesgo que ya está empezando a tener un impacto preocupante. En este caso no hablamos de especies alóctonas, ya que se trata de especies marinas que remontan con soltura cada año hasta tramos más altos, siendo la lubina la que más controversia está generando. Utilizando cebos ilegales, peces vivos y más concretamente truchas arco iris de pequeño tamaño, se capturan muchas lubinas en la zona de desembocadura, coincidiendo con el descenso de los esguines al mar o la entrada de la angula. Se capturan ya habitualmente a señuelos naturales y artificiales dedicados a la trucha o el reo y al salmón, como cucharillas o peces artificiales y el pescado muerto, ejemplares de lubina a varios kilómetros de las zonas de influencia mareal. En épocas de estiaje y caudales reducidos, la intromisión de las aguas salobres, coincidentes con grandes mareas como en agosto, es mayor, lo que facilita la entrada de estos depredadores en busca de comida fácil. 

A modo de cierre, debemos ser cautos y previsores con las posibles consecuencias que genera la presencia de estas especies, sin mucho margen de error ni de espera, actuando de manera eficaz y siempre bajo la supervisión de expertos apoyados en datos objetivos y científicos. Como primer paso, deberíamos contar con un inventario de esas especies y tener georeferenciado dónde ya se ha detectado su presencia, para iniciar un plan de descaste y contingencia que evite su expansión.

Espero que por lo menos estas líneas sirvan para abrir el debate y la reflexión, sobre un problema que ya tenemos en nuestras aguas y sobre el que se deberían tomar ya decisiones serias, según el marco legislativo vigente. 


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