En más de una ocasión hemos visto algún perro de jabalí que con unos meses mostraba unas cualidades extraordinarias para la caza del jabalí y todo hacía presagiar que estábamos ante un perro TOP, un perro fuera de serie en ciernes, pero de forma inesperada el perro comienza a estancarse en su progreso y la idea de tener un superclase se evapora con la misma facilidad con la que su dueño le había aupado a ese peldaño reservado para los mejores.
Un conocido montero cántabro, Marcelo Gutiérrez suele utilizar mucho la frase” Vaya perro si tuviese dueño” y no le falta razón, en ocasiones vemos faenas interesantes de perros a pesar de los dueños que tienen.
En algunos casos esos perros a los que tanto alaban sus dueños no recuperan ese “nivel” no alcanzan ese nivel sencillamente porque jamás llegaron a tenerlo.
Como de todo existe en la viña del Señor vemos como se cometen verdaderas atrocidades en el adiestramiento de los perros de jabalí, algunas llaman poderosamente la atención por alejarse de lo que uno entiende por adiestramiento.
Soltar los perros por las noches
Una atrocidad, recuerdo que antaño cuando cazábamos raposos que era lo que teníamos, solíamos alguna noche soltar los perros jóvenes para “arrancarlos”, por la noche la caza está en movimiento y los rastros son muy frescos y eso estimula al perro joven para iniciarse. Cuando con unas pocas salidas el perro ya se mostraba expresivo en los rastros dejábamos de llevarle por las noches y ya le tocaba otra fase del aprendizaje que era la de ir horas después de amanecer al monte y trabajar rastros más complicados que los de la noche.
ES EL PROCESO LOGICO EN EL APRENDIZAJE, EN CUALQUIER ACTIVIDAD, EMPEZAR POR LO SIMPLE E IR AÑADIENDO DIFICULTADES QUE EL ALUMNO DEBERA SUPERAR.
Escucho aterrado a esos jóvenes monteros, algunos ya no tan jóvenes, contar y cantar como sueltan los cachorros a los jabalíes que ven por las noches, normalmente a jabalinas con crías y normalmente esto suele desembocar en un porcentaje muy elevado de perros que acaban teniendo pánico a los jabalíes.
Los perros, todos, respetan mucho a los jabalíes, y lo respetan al límite máximo, estando muy cerca de esa línea que separa el respeto del miedo, hablamos de condiciones de caza normales, con la noche por testigo el jabalí se siente más protegido y refuerza su posición de fuerza frente al perro, al que la noche debilita y ese respeto se convierte en miedo.
Desde el punto de vista del adiestramiento soltar los perros por la noche a un jabalí visto no nos aporta nada positivo, ni tan siquiera nos sirve para obtener conclusión alguna que sirva para evaluar la progresión del perro.
Si nos sirve para sacar conclusiones del montero, casi todas negativas. Pero claro es más cómodo eso, que madrugar y dar horas de monte al perro.
Collares de castigo
Muy de moda últimamente, manejados en muchas ocasiones desde el desconocimiento, lo que les convierte en un instrumento peligroso y sobre todo pernicioso para el correcto adiestramiento del perro de jabalí. Cada perro es diferente y por lo tanto la educación y el adiestramiento no puede ser igual en todos. Existen perros que aceptan mejor el castigo que otros.
Estamos en el siglo XXI, estamos en la era de la tecnología, de la robótica. Nuestros hogares están repletos de aparatos complicados pero de manejo muy simple, casi todos los aparatos tienen mando a distancia, todo funciona con botones y todo es fácil, basta con apretar un botón.
El collar de impulsos eléctricos se ha estado “mal-llamando” collar de adiestramiento. Digo mal-llamado precisamente porque un collar de impulsos no adiestra, su misión es de reforzar, de corregir, de evitar conductas, pero para eso se necesita previamente una comprensión por parte del perro. El perro debe saber lo que le pedimos antes de castigarlo. Si, el collar castiga y también refuerza negativamente, todo depende del momento y del para qué se usa.
Vamos entonces a dejar esto claro, que nadie utilice el collar sin haber educado previamente al perro, y sin saber de qué forma aprenden los perros.
Pautas de uso
Lo primero que recomiendo al abrir el envase donde viene el collar, es que nos lo pongamos en nuestro brazo, lo conectemos y le demos al botón probando cada una de las intensidades que seamos capaces de soportar, eso nos va a facilitar un acercamiento a lo que el perro sentirá. No hablo en broma, lo digo totalmente en serio, es más, lo considero totalmente imprescindible.
Digo acercamiento porque no es lo mismo, la piel de los perros es más gruesa pero el grado de sensibilidad es diferente al nuestro y es diferente en cada perro, ahí ya entran factores psicológicos que deberemos tener en cuenta a través de la observación y a través de la práctica.
La finalidad es que no asocie el llevar el collar con el hecho de recibir una corrección en forma de calambrazo, porque si ocurre esto, condenamos a llevarle puesto el collar de por vida si queremos que obedezca. No siempre ocurre, la suerte juega un papel en la vida y hay gente a la que le acompaña. No juguéis con la suerte y aplicad el periodo de adaptación, esto no es un juego, no hay porqué arriesgar más de lo necesario.
Recriminar al cachorro cuando se muestra expresivo ante emanaciones de otras especies distintas al jabalí
En el adiestramiento existe una máxima, el castigo para que sea efectivo ha de ser inmediato. No sirve de nada reñir al perro que se nos va con otra pieza distinta a la que queremos cuando regresa de la persecución una hora después. El perro no entiende el porqué de ese castigo y solo servirá para confundirle. Solo si conseguimos “cortarle” cuando está en plena persecución será efectivo el castigo, y por supuesto no hace falta que el castigo sea físico, con darle un par de toques en la nariz con la cuerda y utilizando el tono de voz adecuado el perro entenderá perfectamente el mensaje.
En ocasiones asisto a episodios de adiestramiento curiosos, perros que con 8/9 meses se van detrás de un corzo o un zorro y hacen media hora o una hora de persecución aceptable y en lugar de premiarles cuando llegan a los dueños estos, les riñen de forma desproporcionada.
Un perro joven lo que necesita es cazar y en el primer año, año y medio de vida tenemos que dejarle cazar, con lo que sea, pero cazar para que aprenda. Ya llegara el momento del castigo cuando el perro esté preparado para ello.
Un médico primero hace la carrera de medicina y luego se especializa, con el perro debemos seguir ese ejemplo, primero aprende a cazar y luego nos encargamos de potenciar virtudes y corregir defectos en función de lo que queremos de el.
Conclusiones
Recuerdo una frase célebre de las muchas que tenía, Faustino Lastra ”Tino El Afilador”- desconozco si aún le queda alguna en el repertorio, -conocido montero y años atrás juez de rastro-, de los pocos jueces que aquí en Asturias sabía lo que era un perro de rastro, solía decir “Algunos de perros solo saben que tienen orellas y rabo”. Y no puede estar más acertada la frase para el tema que nos ocupa.
El adiestramiento
La paciencia es necesaria en cualquier método de adiestramiento, tanto o más que los conocimientos del adiestrador. Hay que subir los peldaños de uno en uno, y en ocasiones es necesario retroceder para avanzar.
No existe un método de adiestramiento infalible como no existe un método estándar que se puede aplicar en todos los perros. Conocer bien el perro que adiestramos, saber qué es lo que más conviene en cada momento es fundamental para conseguir que el perro recupere la confianza.
Las prisas no conducen a nada, llegar a tener un buen perro de jabalí es tarea complicada, pero hacer que se quede un perro en el camino aun reuniendo buenas cualidades es tarea sencilla. Por eso es fundamental en los dos primeros años de vida del perro ser prudentes y arriesgar lo necesario, la fruta no madura antes por retirarla del árbol. Es preferible no soltar el perro a soltarlo mal.
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