martes, 26 de septiembre de 2017

ESTRATEGIA EQUIVOCADA

                              Por Rafa González. Director de ORBAYU NATURALEZA.


Nace ALIANZA RURAL, cargada de buenas intenciones  con el ánimo y la firme intención de convertirse  en ese ansiado referente que tanto necesita el medio rural. El reto no puede ser más ilusionante,  desarrollar una estrategia conjunta en defensa del mundo de la pesca, la caza, la tauromaquia y el sector agroganadero.

Nos dicen que esto va en serio, que es la penúltima oportunidad para salvar al Medio Rural, la caza, la pesca, las tradiciones... Me da reparo entrar en un debate de tal calibre. A lo largo de los últimos años hemos conocido muchas iniciativas de este tipo, todas ellas cargadas de buenas intenciones, pero todas de corto recorrido.

Recuerdo que en mayo de 1999  se ponía en marcha la Asociación Conservación y Caza, y también nacía con el ánimo  de ser un aldabonazo refrescante con vocación de vencer la sensación de acoso  que en aquel momento soportaba el colectivo de cazadores. Y nos ilusionamos, creímos encontrar por fin esa asociación que de verdad  serviría para defender los derechos de los cazadores y de la caza. Poco o nada podemos destacar de aquella Asociación.

La ultima y sirva como ejemplo por ser la más reciente, ENDECA,  que a pesar de esas buenas intenciones a las que anteriormente me refería, poco o nada destacable en lo que a la defensa de la caza se refiere podemos reseñar.

Que la actividad cinegética necesita estar bien representada, no admite duda, como tampoco lo admite que los falsos protagonismos mal entendidos y demasiado ego incontrolado han perjudicado al colectivo de forma notable.

Estar bien representados no quiere decir que tengamos que estar justificándonos de forma permanente por cazar, por ser cazadores, faltaría más.

Necesitamos unión y liderazgo, un liderazgo como el que nos ha transmitido el maestro. J. Antonio Sarasketa, capaz de hacer llegar el mensaje del colectivo con claridad y contundencia a las esferas políticas de este país. Desgraciadamente  Sarasketa es irrepetible, y aun hoy desde su retiro sigue trasmitiéndonos con nitidez y rotundidad el consejo adecuado para cada momento.

La caza es una forma de entender la naturaleza, una forma de vivir, de sentir el campo, una actividad legal. Soy cazador como se puede ser amante de la fotografía, de la micología o el senderismo. Todos usamos la naturaleza, disfrutamos de ella, aunque discrepemos en la forma de utilizarla. Entonces ¿Qué tenemos que justificar? Rotundamente nada.

Me preocupa y no me recluta como adepto la estrategia elegida para volcarnos en defensa del medio rural, de las tradiciones, de la caza, de la pesca.

Es un acierto aunar esfuerzos. Malgastarlos de forma individual no conduce a nada. Aclarado esto entiendo que la estrategia elegida para defender nuestra actividad no es la correcta.

Esta “batalla” no se gana en las redes sociales, tampoco en la calle. Buscar el enfrentamiento, el cuerpo a cuerpo con grupos minoritarios que nada tienen que ver con la defensa de los animales, ni tan siquiera con el ecologismo, es un error.

Estos grupos de descerebrados, cazasubvenciones, cretinos desvergonzados,  a los que poco o nada les importa el Medio Rural han conseguido gracias a sus mentiras, sus descalificaciones e insultos  lo que querían, notoriedad y protagonismo que consiguen gracias a nosotros, los cazadores que hemos entrado equivocadamente en su juego.

Dominan a la perfección estos miserables las redes sociales, internet les regala la posibilidad de titulares al segundo, y las redes sociales  los amplifican a capricho sin distinguir  la noticia del rumor, la manipulación o la mentira.

Eso les permite llegar a una sociedad que se mueve por modas y establece una visión única de las cosas. A esa sociedad cada vez más alejada del medio rural estos “iluminados” que  se autoproclaman como defensores del mundo animal le hacen llegar una propuesta irreal, inexistente, de un mundo idealizado. El pensamiento Disney, esa manera de mirar el reino animal, de atribuirle cualidades humanas ha llevado a humanizar los animales, a considerarlos casi como seres humanos, sujetos de derechos. Esto ha derivado  en corrientes que promulgan el animalismo, la ambivalencia-cuando no la prevalencia-de os “derechos”de animales sobre el de las personas, desembocando en una sensibileria exacerbada y superficial que nos ven a los cazadores como algo despreciable, que matamos animales para divertirnos.

A estos grupos les sobra sectarismo e ignorancia, les falta formación, escasean las ideas y les sobran ocurrencias, por ello buscan ese enfrentamiento con nosotros, eso les conduce a estar en el candelero, a tener protagonismo, y nosotros, los cazadores estamos entrando en el juego.

No podemos perder tiempo en batallas estériles, nuestro reto no puede ser jamás perder tiempo en defendernos de cuatro “iluminados”, no podemos distraernos con tan poca cosa.

Nuestra estrategia, nuestro reto tiene que ser conseguir  que esa sociedad no cazadora profundice en los aspectos positivos de la caza, no lo estamos haciendo, no conseguimos empatizar con esa sociedad.

Tenemos que conseguir que se conozca el papel fundamental, irremplazable que juega la caza en la gestión de la naturaleza. Hacerles ver que la caza es una alternativa importante en aquellas zonas rurales más desfavorecidas, la caza genera riqueza  y bienestar en aquellas zonas donde existen especies cinegéticas.la caza bien entendida no es muerte, es VIDA. Defender a ultranza las especies salvajes es tan  nefasto como masacrarlas.

La caza es una lección permanente de esfuerzo, de sacrificio, de humildad, una forma de entender la vida.

Pero todo esto es difícil transmitirlo si seguimos empeñados  en denigrar la tradición y las buenas prácticas cinegéticas, con la complacencia de muchos y solo con  la beligerancia de unos pocos. ¿Por qué seguimos empeñados en publicar en las redes sociales imágenes donde la falta de respeto hacia el animal cazado es vergonzosa?.

La caza, el animal cazado merece un respeto, hay que respetarle en vida y también después de muerto, tomemos nota de ese respeto que se les profesa en otros países. No podemos permitir que acciones individuales empañen el buen hacer del colectivo.

Es necesario dar a conocer la labor que  ha realizado   nuestro colectivo en los últimos años en defensa del medio y de las especies, no solo las cinegéticas., también las no cinegéticas y las protegidas. A modo de ejemplo en el norte de España nadie ha hecho más por la recuperación del oso que los cazadores y los lugareños, los que viven en el medio rural, de ese trabajo se han beneficiado  otros, (FOP, FAPAS y demás) y además han sido ellos los receptores de subvenciones millonarias, muchas de ellas por la custodia del territorio, territorio que custodiamos los cazadores, pero desgraciadamente no hemos sabido dar a conocer este trabajo.

Por todo ello no podemos perder el tiempo con gente que reconoce públicamente que se divierten “cazando cazadores”, denunciando que les encañonamos aunque no sea cierto, tu denuncia,  decía hace poco un impresentable en las redes sociales. El camino no es ese, alimentar la polémica en las redes sociales nos perjudica, a ellos les beneficia y mucho. No cometamos el error de hacer populismo como hacen ellos, si de verdad queremos defender la caza el camino es otro y los retos están claros, peleemos por ello.de lo contrario seguiremos de la nada a la nada, como hasta ahora.

martes, 21 de marzo de 2017

La caza alumbro los primeros pasos del hombre. Nos hicimos humanos en y por ella. Quinientas mil generaciones después algunos se empecinan en olvidarlo Uno de los argumentos principales que esgrimen los animalistas y la gente contraria a la caza consiste en sostener que es imposible que los cazadores sean amantes de la naturaleza Matar animales por mero placer, dicen, es incompatible con el aprecio del campo.

En Asturias tenemos el ejemplo de la Sociedad Astur de Caza que gestiono durante años terrenos cinegéticos, donde la caza era abundante gracias a la buena gestión, años después esos terrenos pasaron a ser Reservas de Caza gestionadas por la Administración y hoy son una ruina económica y cinegética.

En los últimos días asistimos a informaciones de todo tipo relacionadas con los jabalíes, se habla de “plaga”, de gran problema, generan alarma etc. etc.

Entra en escena el INDUROT y nos dice  que la población de jabalíes se ha multiplicado por diez en Asturias en la última década, pasando de unos 6.000 en 1994 a cerca de 60.000 en 2013. El director general de Recursos Naturales, Manuel Calvo,  considera “imprescindible” la colaboración de todas las administraciones públicas y la sociedad civil para frenar los daños producidos por su gran expansión.

La Consejera de Medio Rural nos habla de un problema importante en toda Europa y nos lleva hasta Berlín, y recomienda a los cotos que cumplan con el cupo de 6 por cuadrilla y día de caza, 5 en las Reservas de caza. Y nos aportan datos y estadísticas, la media está entre 1,5 y 2,2 y algunos se atreven a opinar desde el desconocimiento y hablan de impericia de las cuadrillas de caza y gatillazos en la gestión cinegética.

Casi todos opinan del tema, políticos, ganaderos, ecologistas, catedráticos, periodistas, gestores de caza, solo falta la opinión de la Conferencia.

La estrategia de la Administración está dando sus frutos, damos cifras, datos, utilizamos al INDUROT para que nos dé un censo al que yo ni tan siquiera le concedo el beneficio de la duda, censo que nos ofrece como resultado una cifra que solo ellos saben de dónde sale, y como lo han realizado, lo agitamos todo y el resultado es el conocido. Hay muchos jabalíes, los cazadores matan pocos y así es imposible que la Administración pueda hacer absolutamente nada para atajar el problema y solo nos queda aprender a convivir con los jabalís y para ello nos dan unas sencillas normas para que sepamos que  hacer y  qué no  hacer cuando nos encontremos con los jabalíes. Siendo generoso surrealista todo.

El problema existe, no podemos ocultarlo. Los jabalíes son un problema, pero no en los terrenos cinegéticos que gestionan las Asociaciones de cazadores, donde las dinámicas poblacionales de los jabalíes se mantienen estables y controladas en un buen número de cotos, en otros cotizan a la baja y los jabalíes escasean, (seguramente los lobos tengan algo que ver) por lo tanto los cazadores no somos el problema, pero si podemos ser la solución.

Es un despropósito y una torpeza dejar el cupo de jabalies libre en los cotos, en las Reservas se mantiene en 5 jabalies por cuadrilla y día, bien es cierto que, en las Reservas el cupo se ha puesto solo y las batidas en estas zonas quedan en muchos casos sin hacer, pues los propios guardas en muchas ocasiones te indican días antes que no hay jabalies.

Igual que es un despropósito que retrata a los gestores de esta Administración Regional subir en los cotos el numero de puestos de 15 a 25 como se hizo la pasada temporada sin modificarlos planes de aprovechamiento cinegetico.

 El problema está en las zonas de seguridad, zonas que gestiona la Administración y que no sabe cómo actuar e intenta con la complicidad de los de siempre, aquellos que están ahí cuando la Administración les necesita y que desconozco a cambio de qué, pero lo puedo intuir,  exonerarse de responsabilidad y traspasar está a un colectivo, el de cazadores que carece de liderazgo y esta desde hace tiempo abandonado a su suerte.

Y esa solución pasa por permitir las batidas en esas zonas mal llamadas de seguridad, autorizando solo el uso de escopetas. Es mucho más segura una batida por el día,  con los cazadores como protagonistas que dejar en manos de eso que llaman “técnicos” los controles de población amparados en el silencio de la noche, donde todo vale.

Además no hagamos demagogia, la franja costera asturiana si se interpreta la ley alejándonos de la flexibilidad,  es en su totalidad zona de seguridad.

Defender a ultranza la vida de las especies de caza es tan nefasto como masacrarlas, y esto es lo que ha hecho esta Consejera de Medio Rural que tenemos que padecer los asturianos. Masacrar la caza en las Reservas Regionales, que hoy son una ruina en lo económico y en lo cinegético y nos cuestan a todos los asturianos más de 7 millones de euros anuales y protegerla en las mal llamadas zonas de seguridad, con el resultado ya conocido, poblaciones de jabalíes disparadas.

La caza nunca fue una moda como lo son los movimientos anti caza y las modernas filosofías detractoras de nuestra actividad. Y bueno sería que entendiésemos que el problema no somos los cazadores, el problema es la incompetencia de algunos/as que nos lleva de la nada a la nada.

Rafael González Muñiz

Director Revista Orbayu Naturaleza y director Mi Asturias (Gestiona Radio)

Eliseo había leído mucho sobre este tipo de pruebas que se realizaban en Francia sobre jabalí salvaje, el problema radicaba en la escasez de jabalí que en aquella época era palpable por estos lares, la idea fue hacerlo con un jabalí “domesticado”.

Asi se inician estas pruebas, en aquella primera la escasez de perros de jabalí en Asturias era palpable. Algunos de los perros que participaron eran perros de reconocida valía en la caza del jabalí, El Lider, de Gerardo el de la Marea, o el  Moro de Milio el de Tospe.

La idea era organizar un evento con la  participación de los monteros asturianos, aunque también lo hizo algún perro de otras autonomías, con la idea de vivir jornadas cinegéticas con los perros, intentando buscar el parecido mayor dentro de lo posible entre la caza y las pruebas.

Más tarde, al año siguiente en A Capelada se disputó el II Concurso Nacional de Perros de Rastro,, a lo largo de dos días, y ya se contaba con el primer reglamento de la modalidad escrito y consensuado por monteros de reconocido prestigio. Ese reglamento dio origen al actual, reconocido por la Federación Española de Caza, un reglamento que tiene a Andrés Tojeiro como uno de los máximos artífices.

En tierras gallegas va a tener lugar un hecho importante y, que marcara el devenir de estas pruebas, que se irán alejando poco a poco del espíritu con el que habían nacido para convertirse en lo que son hoy en la actualidad, pruebas que poco o nada tienen que ver con la caza, pruebas que son un escaparate para vender perros de  corto recorrido, pruebas donde escuchamos más al conductor que al perro. Pruebas en definitiva que no tienen ninguna aplicación en el mundo del perro de rastro ni en la caza.

Ese hecho al que me refería ocurre cuando Eliseo participa con la Chula, que en aquel momento estaba muchos peldaños por encima del resto, lo mismo que el montero y,  en lugar de ir por las marcas lo hace  por fuera de ellas, pero muy cerca. Paran la prueba y los jueces deliberan, dudan si descalificarles o mandarle repetir. Tojeiro se acerca a Eliseo y le comenta que van a deliberar. La respuesta de Eliseo es rotunda” hacer lo que consideréis, pero será la última vez que me juzgue gente que de esto sabe más bien poco,”
Síntoma claro de falta de conocimiento y de falta de altura de miras para intentar que las pruebas se acerquen a la caza real en lo que a rastros se refiere por parte de los jueces.

Deciden que repitan y la Chula vuelve a vencer con más de 100 puntos de diferencia sobre el segundo. Ese día  y ante la incredulidad de su entorno Eliseo que había sido el mentor de estas pruebas decide que no va a participar más en estas pruebas. Y asi lo hizo jamás participo en más pruebas ni él ni perros de su propiedad.

Desde aquella primera prueba hasta hoy día mucho llovió y también hubo un gran incremento de este tipo de eventos. En la actualidad se celebran en Galicia Asturias, Cantabria, Castilla y León, Euskadi y Navarra también se celebran pruebas de esta modalidad. 

Pero, después de tantos años, las pruebas ni han evolucionado ni han desembocado en un beneficio sustancial ni a los perros ni a la caza.

Hoy los perros y los monteros se han especializado en este tipo de pruebas, perros que son “entrenados” para esto, en muchos casos perros mediocres en el monte. Los monteros TOP y los perros TOP en caza no son asiduos de este tipo de pruebas, en muchos casos las aborrecen.

En definitiva se han alejado del espíritu con el que nacieron para convertirse en competición pura y dura,  en la que cualquier parecido con la caza real es pura coincidencia, predomina el mercantilismo por encima de todo y que, como consecuencia del reclamo que  ofrecen en forma de premios de todo tipo se han masificado y ya ni tan siquiera el concursante dispone de tiempo como en sus inicios.

Que nadie se engañe, están pruebas están viciadas y muchas virtudes de los perros de concurso son defectos en el perro de caza, y muchos de los defectos del perro de concurso son virtudes en el perro bien cazado.

Dicho esto vaya nuestro respeto hacia los que han decidido especializarse en este tipo de pruebas, y nuestro reconocimiento a los que organizan estos eventos, en muchos casos de forma altruista. Trabajo y esfuerzo que es justo reconocer. Y debemos valorar la dedicación que supone tener un buen perro de concurso.

Pero no podemos confundir ni comparar perros de concurso y conductores de estos con perros de jabalí y moteros. Aunque hay excepciones, pero las menos.
 La competición consiste, básicamente, en el seguimiento de un rastro de jabalí con la ayuda de un perro conducido por medio de una traílla.

El rastro, para las dos fases del concurso (clasificatoria y final), se realiza con la ayuda de un jabalí doméstico dos o tres horas antes del comienzo de dicha prueba.

La escala de puntuación es común a todas las pruebas, quedando expresada según la siguiente tabla de equivalencias:

Deficiente ....................  0 puntos
Insuficiente ..................   1 punto
Suficiente ..................... 2 puntos
Bien .............................  3 puntos
Muy bien .....................  4 puntos
Excelente......................  5 puntos

Es decir, que cuando se considera que un perro tiene una buena voz, o cualquier otro criterio a juzgar, se pone una nota de 3. Si se considera que el criterio a juzgar alcanza la consideración de excelente, debe de alcanzar la nota de 5.

Los criterios de juicio, en la pruebas de rastro, van dirigidos a los componentes del equipo participante, es decir, tanto al perro como al montero.

Criterios respecto al perro

Por lo que se refiere al perro de rastro, parte indispensable de este binomio, los puntos a tener en cuenta por los jueces para puntuar su actuación son un total de quince:

1. Corte de rastro en perpendicular. Se produce cuando el perro, entrando perpendicularmente al rastro trazado, lo detecta e indica claramente. Este criterio se valora con un 5 o con un 0; es decir, corta o no corta.

2. Tardanza en la indicación. Es el tiempo que tarda un perro en indicar, vocalmente o por su actitud, que está siguiendo un rastro.

3. Facilidad de seguimiento. Capacidad que tiene un perro para seguir, sin grandes interrupciones, el rastro de los jabalíes.

4. Voz. Ladridos que emiten la mayoría de los perros al seguir un rastro.

5. Frecuencia de voz. Cantidad de ladridos que emite un perro sobre el rastro en relación con la velocidad normal de rastreo.

6. Demasiada perseverancia en las faltas. Es la frecuencia con la que el perro pierde el rastro.

7. Resolución en las faltas. Capacidad que tiene un perro para retomar, lo más rápidamente posible, el rastro perdido.

8. Velocidad. Es la relación que existe entre el trayecto recorrido, por perro y montero, sobre el rastro y el tiempo que emplean en hacerlo.

9. Fijación del rastro. Se trata de una parada obligatoria, a la orden del juez, del equipo sobre el rastro. Durante la pausa el perro tendrá que aumentar el ritmo de voz, indicando constantemente el sentido de la pista y adoptando una inmovilidad casi absoluta. Su valoración se determina en función del tiempo de fijación, que oscilará entre un mínimo de cinco segundos y un máximo de treinta.

10. Adhesión al rastro. Capacidad del perro rastreador para seguir las pistas de jabalí sin desviarse apenas de la trayectoria descrita por el suido.

11. Marca el rastro en falso. Hay perros que yéndose fuera del rastro continúan señalando éste vocalmente, aun faltando partículas odoríferas.

12. Cortes de voz sobre el rastro.  Cuando los perros, aun siguiendo el rastro, dejan de indicarlo vocalmente durante un tiempo.
13. Comportamiento en la traílla. Se valora cómo se comporta un perro en cuanto a la tensión, a los tirones y a los movimientos bruscos que puede ejercer sobre la traílla.

14. Estilo. Es la expresión fisiológica y psíquica que muestra en la realización del trabajo: forma de andar, posición de la cabeza, método de trabajo en las faltas, sagacidad, etc.

15. Manejabilidad. Un perro es manejable cuando obedece eficazmente las órdenes del montero: correcto control en las veredas, lazos en las faltas, regularidad en la búsqueda, etc.

Criterios respecto al montero

También el cazador es puntuado en estos concursos, valorando:

16. Educación y deportividad. Es la conducta demostrada por el montero a lo largo de su actuación.

17. Trabajo y estilo del montero. Forma en la que el montero interviene en las acciones que le corresponden: dar las órdenes que procedan, ayudar al perro a desenmarañar el rastro, dar vuelta sobre lo andado, actuar convenientemente en los casos de perseverancia exagerada en las faltas, etc.

18. Cohesión. Es la compenetración existente entre el montero y el perro.

La ficha es semejante a esta:




viernes, 10 de febrero de 2017

Galería Fotográfica








Pensamiento Disney

Disney, el creador de los dibujos animados, ha amenizado la infancia de millones de personas y sus películas se han incorporado al patrimonio cultural de la humanidad y modelado y transformado la mirada con la que hoy vemos naturaleza y, sobre todo, a los animales. No en vano, la primera película de animación la protagonizaba un ratón (Mickey) y en infinidad de las que le siguieron los animales han jugado un papel estelar, en ocasiones compartidos con humanos (El Libro de la selva, La Sirenita, etc.) y, en otras, en solitario (Bambi, El Rey León, etc.). 

Esta manera de mirar al reino animal, de atribuirle cualidades humanas (habla, baile, canto, escritura, razocíneo e incluso alma) ha llevado a humanizar a los animales, a considerarlos casi como seres humanos, sujetos de derechos. De ahí han derivado corrientes intelectuales y políticas que propugnan el animalismo, la ambivalencia -cuando no prevalencia- de los “derechos” de los animales sobre el de las personas, apelando a una sensiblería exacerbada y superficial. Ese animalismo político ha llevado al Parlamento español iniciativas grotescas, como la del “Gran Simio”, que básicamente consistía en hacer extensiva la Declaración de los Derechos Humanos a gorilas, chimpancés, orangutanes y bonobos. 

El auge del “pensamiento Disney” se plasma también en el éxito del Partido Animalista, una formación que, sin apenas recursos y compaña electoral, obtuvo 284.848 votos en las pasadas elecciones nacionales, siendo el 10º partido que más votos obtuvo, sólo por detrás de Coalición Canaria. 

Otra manifestación del “pensamiento Disney” lo vimos con el triste episodio del perro Excalibur sacrificado para evitar riesgo de contagio de ébola, lo que dio lugar a una campaña sumamente violenta y agresiva de los defensores de los “derechos” de los animales al tiempo que inmisericorde con el pobre religioso fallecido a causa de la terrible enfermedad. 

El “pensamiento Disney” está profundamente arraigado en las sociedades occidentales, tremendamente emotivas y propensas a la lágrima fácil, pero especialmente en los sectores izquierdistas, quienes le dan dimensión política y lo enlazan con los postulados indigenistas de adoración a la Madre Tierra -que tan de moda puso Evo Morales en su culto a la Pachamama- y el New Age para, en una pirueta rocambolesca, acabar por convertirlo en una corriente antihumanista, como puso de manifiesto el propio mandatario boliviano al afirmar que “para mí, son más importantes los derechos de la Madre Tierra que los derechos humanos”. 

Al fin y al cabo, la izquierda siempre necesita de enemigos, crear bandos irreconciliables, agitar odios y envidias: de la lucha de clases, a la lucha de razas, pasando por la lucha de sexos, hasta llegar a la lucha de especies. 

No hace mucho Pablo Iglesias -quien confiesa soñar con azotar hasta hacer sangre a ciertas periodistas- mostró su adhesión al “pensamiento Disney” diciendo: “Acabo de ver en la 2 cómo disparan a un venado que dejan herido y al que ahora persiguen con perros ¿tiene esto sentido en horario infantil?”. 

Resulta además paradójico observar cómo hay una relación inversamente proporcional entre el animalismo y el humanismo, pues frecuentemente quienes se declaran defensores de los “derechos” de los animales también se declaran firmemente abortistas y son capaces de las mayores proezas para salvar un bebé foca al tiempo que emplean las mayores violencias verbales a la hora de atacar a quienes defienden a los embriones humanos. 

El culmen del “pensamiento Disney” ahora lo representa el elitista Club de Roma, que en su último trabajo propugna pagar 80.000 dólares a aquellas mujeres que en su 50 cumpleaños no hayan tenido hijos, o como mucho uno. Todo ello para reducir la “huella humana” en el cambio climático y que considera a la humanidad como una especie tóxica y contaminante, dañina para la naturaleza, motivo por el cual ha de subordinarse el crecimiento y bienestar de la humanidad al del propio planeta, salvar al mundo sacrificando a la humanidad, todo muy happy, muy Disney, sino fuera porque todo es una auténtica patraña. 

Así que no deje de ver las películas de Disney, pero explíqueles muy bien a sus hijos que una cosa es el respeto debido a los animales y otra muy distinta la dignidad que sólo es propia del ser humano, no vaya a ser que el día de mañana a quien traten como a un humano sea a su mascota y a usted lo traten “como a un perro”. Porque cuando se empieza a tratar a los animales como personas, se acaba por tratar a las personas como animales.




Por Javier Jove - Abogado

Tiempos difíciles

Es indudable que la actividad cinegética no goza de buena salud, la figura del cazador tal y como la entendemos está condenada a desaparecer. El mundo ha cambiado demasiado rápido en las últimas décadas y los cazadores, la caza,  nos hemos quedado en fuera de juego Uno de los grandes problemas de la caza y de los cazadores ha sido y sigue siendo nuestra nula capacidad de comunicación para conseguir que la sociedad no cazadora profundice en los aspectos positivos de la caza, no hemos sido capaces de empatizar con una sociedad cada vez más urbana y alejada de la realidad natural.

El mundo actual se mueve por modas y establece una visión única de las cosas. Para el urbanita el campo es algo lejano e idealizado, una especie de lugar para desconectar de la vida de ajetreo y prisas de la ciudad, una utopía rural que en realidad no existe. En este contexto ven al cazador como algo despreciable que mata animales para divertirse. 

ES CIERTO QUE CAZA Y COMPETICION POCO O NADA TIENEN QUE VER y dentro de nuestro colectivo hay mucho seudocazador que denigran la tradición y la buena práctica, en muchas ocasiones con la complacencia de muchos y solo con la beligerancia de unos pocos que seguimos pensando que cazar no es solo matar. No es mejor cazador quien más mata. 

Cuando actuamos asi estamos dando motivos más que suficientes a nuestros detractores, ya nos lo decía Benavente, “el enemigo solo es temible cuando empieza a tener razón”. 

La actividad cinegética bien entendida genera riqueza en aquellas zonas donde se realiza, pero Tiempos dificiles además también se beneficia la fauna, y esto explica el porqué de la riqueza cinegética de los cotos de caza. Caza y conservación van de la mano y los hechos asi lo determinan.

En Asturias tenemos el ejemplo cercano en el tiempo de la Gestión de la ya desaparecida Sociedad Astur de Caza que gestiono cotos de forma brillante en lo que a la venatoria se refiere, generaba riqueza en aquellas zonas donde gestionaba. Hoy aquellos cotos son Reservas Regionales de Caza, gestionadas por la Administración, convertidas en pocos años en una ruina económica y cinegética. 

Ya lo decía  Claude Bernard que cuando los resultados de unas pruebas son distintos a la teoría deben prevalecer los hechos, pues eso, la caza y su papel irremplazable  son hechos contrastados, las doctrinas animalistas tan de moda últimamente son teoría. No hay duda pues, como no hay duda de la incapacidad de quienes nos deberían representar. Ahora la gran sentada es la custodia del territorio, seguimos de la nada a la nada.

Por Rafa González - Director de Orbayunaturaleza

Orbayu Naturaleza - La revista del cazador y pescador Asturiano



Disfrutando de la caza y la naturaleza

Disfrutando de la caza y la naturaleza en Llamas de Cabrera (Ponferrada), a pesar de las condiciones climatológicas adevrsas.


Mi Asturias. De lunes a viernes de 12h. a 14 h. Gestiona Radio Asturias 91.5


Tertulia El Enjambre - Gestiona Radio Asturias 91.5