viernes, 10 de febrero de 2017

Galería Fotográfica








Pensamiento Disney

Disney, el creador de los dibujos animados, ha amenizado la infancia de millones de personas y sus películas se han incorporado al patrimonio cultural de la humanidad y modelado y transformado la mirada con la que hoy vemos naturaleza y, sobre todo, a los animales. No en vano, la primera película de animación la protagonizaba un ratón (Mickey) y en infinidad de las que le siguieron los animales han jugado un papel estelar, en ocasiones compartidos con humanos (El Libro de la selva, La Sirenita, etc.) y, en otras, en solitario (Bambi, El Rey León, etc.). 

Esta manera de mirar al reino animal, de atribuirle cualidades humanas (habla, baile, canto, escritura, razocíneo e incluso alma) ha llevado a humanizar a los animales, a considerarlos casi como seres humanos, sujetos de derechos. De ahí han derivado corrientes intelectuales y políticas que propugnan el animalismo, la ambivalencia -cuando no prevalencia- de los “derechos” de los animales sobre el de las personas, apelando a una sensiblería exacerbada y superficial. Ese animalismo político ha llevado al Parlamento español iniciativas grotescas, como la del “Gran Simio”, que básicamente consistía en hacer extensiva la Declaración de los Derechos Humanos a gorilas, chimpancés, orangutanes y bonobos. 

El auge del “pensamiento Disney” se plasma también en el éxito del Partido Animalista, una formación que, sin apenas recursos y compaña electoral, obtuvo 284.848 votos en las pasadas elecciones nacionales, siendo el 10º partido que más votos obtuvo, sólo por detrás de Coalición Canaria. 

Otra manifestación del “pensamiento Disney” lo vimos con el triste episodio del perro Excalibur sacrificado para evitar riesgo de contagio de ébola, lo que dio lugar a una campaña sumamente violenta y agresiva de los defensores de los “derechos” de los animales al tiempo que inmisericorde con el pobre religioso fallecido a causa de la terrible enfermedad. 

El “pensamiento Disney” está profundamente arraigado en las sociedades occidentales, tremendamente emotivas y propensas a la lágrima fácil, pero especialmente en los sectores izquierdistas, quienes le dan dimensión política y lo enlazan con los postulados indigenistas de adoración a la Madre Tierra -que tan de moda puso Evo Morales en su culto a la Pachamama- y el New Age para, en una pirueta rocambolesca, acabar por convertirlo en una corriente antihumanista, como puso de manifiesto el propio mandatario boliviano al afirmar que “para mí, son más importantes los derechos de la Madre Tierra que los derechos humanos”. 

Al fin y al cabo, la izquierda siempre necesita de enemigos, crear bandos irreconciliables, agitar odios y envidias: de la lucha de clases, a la lucha de razas, pasando por la lucha de sexos, hasta llegar a la lucha de especies. 

No hace mucho Pablo Iglesias -quien confiesa soñar con azotar hasta hacer sangre a ciertas periodistas- mostró su adhesión al “pensamiento Disney” diciendo: “Acabo de ver en la 2 cómo disparan a un venado que dejan herido y al que ahora persiguen con perros ¿tiene esto sentido en horario infantil?”. 

Resulta además paradójico observar cómo hay una relación inversamente proporcional entre el animalismo y el humanismo, pues frecuentemente quienes se declaran defensores de los “derechos” de los animales también se declaran firmemente abortistas y son capaces de las mayores proezas para salvar un bebé foca al tiempo que emplean las mayores violencias verbales a la hora de atacar a quienes defienden a los embriones humanos. 

El culmen del “pensamiento Disney” ahora lo representa el elitista Club de Roma, que en su último trabajo propugna pagar 80.000 dólares a aquellas mujeres que en su 50 cumpleaños no hayan tenido hijos, o como mucho uno. Todo ello para reducir la “huella humana” en el cambio climático y que considera a la humanidad como una especie tóxica y contaminante, dañina para la naturaleza, motivo por el cual ha de subordinarse el crecimiento y bienestar de la humanidad al del propio planeta, salvar al mundo sacrificando a la humanidad, todo muy happy, muy Disney, sino fuera porque todo es una auténtica patraña. 

Así que no deje de ver las películas de Disney, pero explíqueles muy bien a sus hijos que una cosa es el respeto debido a los animales y otra muy distinta la dignidad que sólo es propia del ser humano, no vaya a ser que el día de mañana a quien traten como a un humano sea a su mascota y a usted lo traten “como a un perro”. Porque cuando se empieza a tratar a los animales como personas, se acaba por tratar a las personas como animales.




Por Javier Jove - Abogado

Tiempos difíciles

Es indudable que la actividad cinegética no goza de buena salud, la figura del cazador tal y como la entendemos está condenada a desaparecer. El mundo ha cambiado demasiado rápido en las últimas décadas y los cazadores, la caza,  nos hemos quedado en fuera de juego Uno de los grandes problemas de la caza y de los cazadores ha sido y sigue siendo nuestra nula capacidad de comunicación para conseguir que la sociedad no cazadora profundice en los aspectos positivos de la caza, no hemos sido capaces de empatizar con una sociedad cada vez más urbana y alejada de la realidad natural.

El mundo actual se mueve por modas y establece una visión única de las cosas. Para el urbanita el campo es algo lejano e idealizado, una especie de lugar para desconectar de la vida de ajetreo y prisas de la ciudad, una utopía rural que en realidad no existe. En este contexto ven al cazador como algo despreciable que mata animales para divertirse. 

ES CIERTO QUE CAZA Y COMPETICION POCO O NADA TIENEN QUE VER y dentro de nuestro colectivo hay mucho seudocazador que denigran la tradición y la buena práctica, en muchas ocasiones con la complacencia de muchos y solo con la beligerancia de unos pocos que seguimos pensando que cazar no es solo matar. No es mejor cazador quien más mata. 

Cuando actuamos asi estamos dando motivos más que suficientes a nuestros detractores, ya nos lo decía Benavente, “el enemigo solo es temible cuando empieza a tener razón”. 

La actividad cinegética bien entendida genera riqueza en aquellas zonas donde se realiza, pero Tiempos dificiles además también se beneficia la fauna, y esto explica el porqué de la riqueza cinegética de los cotos de caza. Caza y conservación van de la mano y los hechos asi lo determinan.

En Asturias tenemos el ejemplo cercano en el tiempo de la Gestión de la ya desaparecida Sociedad Astur de Caza que gestiono cotos de forma brillante en lo que a la venatoria se refiere, generaba riqueza en aquellas zonas donde gestionaba. Hoy aquellos cotos son Reservas Regionales de Caza, gestionadas por la Administración, convertidas en pocos años en una ruina económica y cinegética. 

Ya lo decía  Claude Bernard que cuando los resultados de unas pruebas son distintos a la teoría deben prevalecer los hechos, pues eso, la caza y su papel irremplazable  son hechos contrastados, las doctrinas animalistas tan de moda últimamente son teoría. No hay duda pues, como no hay duda de la incapacidad de quienes nos deberían representar. Ahora la gran sentada es la custodia del territorio, seguimos de la nada a la nada.

Por Rafa González - Director de Orbayunaturaleza

Orbayu Naturaleza - La revista del cazador y pescador Asturiano



Disfrutando de la caza y la naturaleza

Disfrutando de la caza y la naturaleza en Llamas de Cabrera (Ponferrada), a pesar de las condiciones climatológicas adevrsas.


Mi Asturias. De lunes a viernes de 12h. a 14 h. Gestiona Radio Asturias 91.5


Tertulia El Enjambre - Gestiona Radio Asturias 91.5