lunes, 25 de mayo de 2020

Roberto el “Moscon” un pescador irrepetible


En el rio Piñera, ocurría  lo que tiene que ocurrir cuando un pescador acude a pescar y, lo primero, es el entorno natural maravilloso del que se rodea. Después, todo lo demás llega de por sí, si además te encontrabas en tu día de pesca con Roberto, “el Moscón” te encontrabas con el PESCADOR.

Pescador irrepetible, hecho a sí mismo, autodidacta, capaz de inventarse una trucha en un pozo donde otros pescadores lo habían intentado, listo en el rio como el hambre, el hambre que las truchas quitaron en su familia, con cinco hermanos y un padre enfermo, un adelantado a su tiempo, elegante con la caña en la mano, dominando como nadie el cebo y capaz de hacer girar la cucharilla en una cuarta. Pescador de verdad.

Se inicio haciendo y preparando sus propias cañas y anzuelos, los ríos Piñera, Esqueiro, Uncin… son testigos silenciosos de la destreza de un pescador referente en la zona, capaz de leer e interpretar el rio donde otros solo veían el agua correr. Cuando aparecía su figura en algún bar todos sabían que ya había truchas.

De existir en aquella época los medios actuales habría seguro muchas horas de TV dedicadas a  su buen hacer en el rio, su carácter pedagógico, su capacidad para comunicarse  y su don de gentes hoy serian un filón inagotable.

UN MAESTRO DEL RIO

Fue un adelantado a su tiempo a la hora de detectar los problemas de los ríos, conocedor de la Flora y la Fauna como nadie solía repetir, “el primer día  de agosto que los regatos  bajan casi secos y que coincidan cuatro o cinco lavadoras vertiendo al rio al mismo tiempo, mataran las pocas truchas que quedan” lamentablemente su pronóstico fue más que acertado.
Estaba en contra de defender a ciertas especies”si siguen defendiendo a ultranza, nutrias y garzas será el final de las truchas” no se equivoco.

La pesca sin muerte no le recluto, la escasez de truchas y la pésima gestión  le fue alejando del rio, fue perdiendo la ilusión y se centro mas en otra de sus grandes pasiones, la caza.

Defendía las repoblaciones pero ponía en duda como se hacían, “sueltan truchas en ríos que no tienen vida, no ven el sol, los comen los bardiales, eso es perder tiempo” y también se lamentaba de los “iluminados” que querían darle lecciones sobre truchas, “entre todos no pescaron media docena de truchas y van a hablarme a mí de truchas, demencial”.

En los últimos años el rio Piñera había recuperado un poco y ya se veían truchas, se le iluminaban los ojos cada vez que su nieto Lucas pescaba alguna, aun le gustaba acercarse hasta la Curiscada, al Banzao, junto a sus hijos Robert y Marcos, extraordinarios pescadores  y sus nietos, y ahí todavía salía ese carácter indomable que ni siquiera los años y su salud deteriorada consiguieron modificar, quería pescar más que ellos. Genio y figura.

Su legado perdurara en el tiempo, con sus hijos y nietos, también con su hermano Chemari, pescador de postín, su figura con la caña en la mano será irrepetible.
Una trayectoria como la suya da para muchos relatos y anécdotas, una que le gustaba contar sucedió en el rio Piñera, a media mañana se encontró con un pescador forastero, y después de los saludos de rigor el forastero le pregunto cómo se estaba dando la jornada, cuando le enseña la “cestona” llena de truchas, el forastero no daba crédito. Allí in situ el pescador forastero le compro las truchas, y antes de irse le dijo, “me comentaron que en la zona había un pescador muy bueno, el Moscón, pero usted no lo hace mal”.

Al cabo de unas horas volvieron a encontrase en el rio, y Roberto, el Moscón ya llevaba la cesta repleta de truchas de nuevo, el pescador forastero no daba crédito, hasta que descubrió que ese hombre era precisamente el Moscón.

Nos deja un pescador extraordinario, se nos va un referente, se nos va una parte muy importante de nuestra vida, pero sobre todo nos deja un hombre integro, de carácter pero noble como pocos. En cualquier sitio que estés Moscón, descansa, descansa en paz, te lo mereces.

Grita el glayu


Ta preocupau EL Glayu, algún iluminao que y pagan como si traballara despertó y encendiosei el bombillo, y acordose las Reservas. Pero no pa buscar solucionis a como tan, no me no, pa decir que va prohibise munición plomo, vaya pa acabar con ellas definitivamente, ya ta el cartel preparao, Reservas Regionales de Caza de Asturias, cerradas por incompetencia de algún.

Otra más de algún iluminao, EL Glayu ta asustau , el rebeco nun se va cazar en celo, la temporada pecha el 31 de octubre, vuelven  acordase de normativa europea cuando yos interesa. Entos el venao que se caza en celo que facemos amiguin, y León nun ye Europa o son diferentes lus cazurros. Ay mamininina, nun te xubilaras pronto ome.

Anda EL Glayu posau por una ramuca cerca la Tv esa donde abundan lus golfus y las golfas, donde is gusta muncho el rosa, y hay munchus de gestus que nun me gustan nada, y diz un que nun se si ye home o muyer que lus cazadores abandonamos lus galgos, bueno el babayu vota al PACMA, mentirosu y asquerosu, nun se puede engañar asina a la xente, home .

EL Glayu ta leyendo algo que anantes era una revista caza, hoy ya nun se sabe lu que ye, y extráñame muncho lu que leo, todo sacau de la pagina de Michel Coya y creu que sin autorización, asina nun se puede andar po la vida Israelin.

EL Glayu ta triste y apenao, nun se abre temporada pesca, el coronavirus obliga a retrasala  y nun se puede facer CAPENASTUR, col traballu que llevan faciendo Geli y el su equipo todu el añu pa que sea como cada año la Feria referente en el Norte,, muncho animu.

EL Glayu sigue preocupau , la temporada caza tampoco se abre de momento pol coronavirus, lus recechus al traste y munchas sociedades cazadoris van tener que pechar.

EL Glayu ve a la gente asustada y triste, pero sabe que vamos tirar palante, tesón, disciplina y unidad, ya llegara tiempos mejores y habrá tiempo pa rendir cuentas.

EL Glayu anda de rama en rama vixilando, noche y dia, pol monte y el rio, algún anda furtiveando  mañana y tarde, pero la pplicia nun ye tonta y algún ya ta mas que identificau, luego nun val llorar.

EL Glayu quier saber porque nun dexan ir a montear a  Jairo en Pola SIero, lus temas personales nun pueden llevase a esti tema. Nun se puede pensar que uno ye jefecin de un cotu privau, lus cotos son de lus socios, haber si se entera este directivin.

La hermana pobre

A la sombra del salmón y a rebufo del reo, la trucha asturiana resiste el paso del tiempo, olvidada por casi todos. Tras varias décadas tentando a las pintonas astures, he asistido en primera persona al escandaloso descenso de las poblaciones o a la práctica desaparición de esta especie en algunos tramos. Restiello, Aller, Rales, Soto de Dueñas…son nombres de algunos paraísos trucheros asturianos, que pesqué con mi maestro Manuel Méndez Tuya y  que probablemente hayan desaparecido para siempre. 

Por suerte ya contamos en nuestras aguas continentales con bogas, carpas, cachos, black bass y lucios, convencido de que a corto plazo siluros y luciopercas, animaran el multirracial elenco de especies que puedan colgarse de nuestros anzuelos sin salir de Asturias. Conocida mi afición a estas especies, que las “Vacas Sagradas” del complejo universo salmonero astur consideran menores, mostrando esa prepotencia y creencia en ser los únicos poseedores de la verdad absoluta, debería estar contento, pero no lo estoy. La mera presencia de especies alóctonas en cualquier ecosistema fluvial, es una señal inequívoca de que las cosas se van a complicar o de que ya se han complicado de manera casi irreversible. Alguien cometió la imprudencia de introducirlas en nuestras aguas y otros lo ignoraron. 

No vamos a echarle  exclusivamente la culpa a estas especies invasoras, alguna ya asimilada, del ocaso truchero astur, tan solo es uno más de los elementos que ayudan a que nuestras farios sean cada vez más escasas. 

Por no ser reiterativo con el tema, del que ya escribí en varias ocasiones, parece evidente que nuestras truchas no pasan por el mejor momento y que nadie parece dispuesto a poner fin a tal desmán. Analizar la normativa aplicable para la pesca de la trucha en Asturias en las últimas temporadas, tampoco nos aporta nada, sirve para certificar la inexistencia de unas directrices definidas que fundamenten una gestión, independientemente de que esté acertada o desacertada en su enfoque. Ni está, pero sí se le espera. 

Condicionada por las medidas que fuesen más aceptables para el salmón, orientadas generalmente a la protección de los esguines hasta finales de mayo, anteponiendo la pesca del rey del río a las de las princesas desterradas, las truchas fueron ignoradas. El incremento de aguas declaradas salmoneras, sirvió para que la presión sobre aguas trucheras tradicionales, (ríos costeros de poco porte, aguas embalsadas o reducidos tramos del curso medio) hasta que se abran los ríos con presencia del salmón, mermase de manera definitiva las ya escasas poblaciones. Probablemente la cuenca del Piloña, incluidos sus afluentes, sea el mejor ejemplo de este proceso de salmonización de nuestros ríos. 
En Cantabria o Galicia las cosas van por derroteros similares, aunque la hegemonía salmonera tenga menor fuerza que la nuestra, mientras que en Castilla y León han optado por un modelo más radical orientado a la pesca sin muerte, aunque con resultados más desiguales. Merece la pena detenerse en el caso de León, esta vez sin Castilla como a ellos les gusta más, dónde los resultados son evidentes, sobre todo en el sistema fluvial del Orbigo, donde las poblaciones.

trucheras han mejorado notablemente. Sin embargo en otras provincias castellanas, como Burgos, Zamora o Palencia, ríos de leyenda, como el Pedroso o el Ucero, y cotos míticos, como Pino del Río o Vizcainos, no han notado una mejora razonable. 

No existen fórmulas mágicas que permitan llenar nuestros ríos de truchas de un día para otro, tampoco se trata de eso, pero va siendo hora ya de tomar cartas en el asunto y ponerse a trabajar en ello. Con mayor o menor acierto, La Rioja puede ser un ejemplo a tener en cuenta, ya que han optado por un modelo de gestión más creativo, con repoblaciones a la carta y división individualizada y rotatoria de los espacios de pesca controlada. 

Cuando me entran dudas existenciales, recurro al excelente trabajo que se hizo recientemente,  para valorar el estado del río Esva, dirigido por Esteban Lázaro Álvarez Romero por encargo de la Consejería competente en la materia, y proponer acciones para su puesta en marcha. Más que el contenido del mismo, científicamente irreprochable, e incluso sus resultados, que venían a corroborar lo que todos sospechábamos, me gustaría analizar la respuesta a una de las conclusiones extraídas y el argumentario justificativo utilizado por el Senado Ribereño local. 

La densidad de ejemplares adultos de trucha común (Salmo trutta fario) en todo el cauce principal y tributarios es bajísima, excepto en los tramos de pesca sin muerte en los que es bastante mejor, incluso podemos considerarla buena. El río presenta unas condiciones de hábitat excelentes, con buena calidad de agua y entorno ribereño adecuado. Para los “expertos ribereños locales” se debe a que allí es dónde los cormoranes no pueden pescar al ser tramos urbanos, en Brieves y Trevías,  y por eso hay peces. Cuando uno se empeña en no ver la evidencia, lo mejor es darle la razón para que la guarde a buen recaudo. 

Fundamentar la recuperación de nuestras poblaciones trucheras en imponer exclusivamente la pesca sin muerte no es la única solución, pero si un paso fundamental, como podemos ver en el Orbigo y en los tramos de captura y suelta del Esva. Volviendo a mi lema de río – peces – pesca, la cosa se volverá más sencilla y efectiva, pero partiendo siempre de un conocimiento exhaustivo del estado de nuestros ríos y de las poblaciones de peces. El resto será demagogia pura.   

Tengo la esperanza de que el nuevo equipo gestor de la Dirección General competente en materia de pesca fluvial, sea capaz de poner orden y concierto en un Servicio que toca de oído, al no tener partitura ni capacidad para escribirla, y que el esfuerzo no es su mejor virtud. La concatenación de decisiones normativas  aleatorias, la degradación de los ecosistemas fluviales y el entorno ribereño, los cormoranes y otras muchas cosas más, necesitan algún tipo de respuesta coherente y científica, no impulsos y ocurrencias creativas.  

Bien es cierto que no existe apenas presión social para defender a nuestras truchas, tan solo algunas asociaciones de pescadores sin aspiraciones salmoneras, salen en defensa de nuestras pintonas esporádicamente, pero los titulares se los lleva siempre el rey del río. Esta circunstancia quita presión a los gestores del recurso, que solventan la papeleta con cuatro repoblaciones, criadas en las instalaciones de las Sociedades Colaboradoras y moviendo unos vedados y los límites de algún coto. 

La piscifactoría de Infiesto

El pasado año el Consejo de Gobierno del Principado de Asturias concedió a la Asociación de Pescadores  El Esmerillón, que colabora en labores de piscicultura con el Principado, el centro ictiogénico del Horrín, en Infiesto (Piloña). La medida ha sido ratificada por el que fuera viceconsejero de Medio Ambiente, Benigno Fernández Fano, en reunión mantenida en el Ayuntamiento con los representantes de la citada asociación y el propio alcalde de Piloña a quien se le ceden, igualmente, el resto de terrenos aprovechables como reserva de caballos asturcones.

Desde hace años este centro de Infiesto, conocido como la piscifactoría, ofrecía una situación de abandono y desidia difícilmente explicable, habiendo sido una instalación pionera en la repoblación de los ríos asturianos. En efecto, un Real Decreto de 27 de mayo de 1882 preveía la creación de una piscifactoría en Asturias, concretamente en el rio Nalón, sin embargo las actuaciones del ingeniero de Montes gijonés don Ricardo Acebal del Cueto cambiaron el proyecto para instalar esa piscifactoría en el tramo bajo del rio Espinaréu, en las inmediaciones de su desembocadura en el rio Piloña. El interés por la ictiología de Acebal se despierta a raíz de las visitas que realiza a los acuarios de París y Londres, llevando a cabo en 1880, y en el lago Enol, el primer ensayo de repoblación piscícola efectuada en Asturias. Tras visitar las instalaciones del monasterio de Piedra (Zaragoza) en donde se aplicaban las técnicas más novedosas de incubación, cria y repoblación de las aguas continentales en España, así como las de Mugaire (Navarra), concibe el proyecto de crear en Asturias una instalación semejante a las anteriores.

En efecto en abril de 1890 propone a la Diputación de Asturias un proyecto que no concitó en aquél momento el interés de los diputados; no obstante él toma contacto con el Ministerio de Fomento, reforma y mejora su primitivo proyecto, llega a formar parte de la Comisión que se reúne en Madrid por el ministro Bosch para elaborar un nuevo borrador de  actuación piscícola, y en 1902 recibe el encargo gubernamental de elegir un emplazamiento adecuado para establecer una piscifactoría en la cuenca del rio Sella.
Tras estudiar esta cuenca asturiana y la de sus afluentes no le parece idóneo el encargo, y como alternativa elabora un informe con fecha 10 de noviembre de 1902 en el que recomienda como lugar óptimo el arroyo de Espinaredo (Piloña) por «la bondad de sus aguas frías, diáfanas, incoloras, insípidas, acusando la presencia de carbonato de cal y sin sulfatos, el ser poco susceptibles de enturbiamiento y teniendo un grado hidrométrico de 5,7 a 6, constituyendo un tipo casi ideal para el objeto». 

En mayo de 1905 la Diputación Provincial solicita al Ministerio de Fomento se habilite en los Presupuestos Generales la partida necesaria para proceder a la instalación de la Piscifactoría de Asturias, en Infiesto. El mismo don Ricardo Acebal dirigirá las obras que se prolongarán hasta el año 1910, año en que cesa en sus funciones y en el que ya están casi concluidas. El presupuesto inicial en el que se contemplaba la adquisición de terrenos ascendía a 17.504 pesetas con el que se pagó además la construcción del edificio destinado a laboratorio, los canales de conducción de agua y la presa necesaria para captar una parte de la corriente del rio. Una compuerta de un metro de ancho regulaba el caudal del agua desviada por un cauce de dos metros de ancho. Ya en la piscifactoría, el canal contaba con compuertas y rejillas para impedir el paso de broza arrastrada por el agua. Desde aquí, después del proceso de decantación, el agua era conducida por tubería de plomo al interior del laboratorio. También se construyeron los estanques de alevinaje, de tres metros de largo, por uno de ancho y ochenta centímetros de profundidad. Ante la fachada del laboratorio se ubica un estanque ornamental, seguido de otro atravesado por un rústico puentecillo de madera.

Estas primeras instalaciones fueron ampliadas en 1909 con nuevos canales y nuevos estanques que se distribuyeron a ambos lados de una espaciosa calle de ocho metros de anchura. En esta ampliación se atendió con particular cuidado el atractivo de los estanques, a muchos de los cuales se les dotó de suelo natural y se provee a los mismos de un montículo central de piedras, fijando en las márgenes y en el fondo vegetación acuática como rábano acuático, los berros, la estrella de agua, las lobelias y las flotantes ninfeas o nenúfares. En las orillas se plantan diversas especies de adorno, arbóreas y arbustivas, que atraen a los mosquitos para los peces y brindan sombra y sosiego.

La capacidad de las instalaciones descritas arroja una superficie de 5.600 metros cuadrados y de 7.100 metros cúbicos de volumen de agua. La capacidad en huevos fecundados fue de 434.000 por año; el número de alevines de 40.000; el de peces adultos reproductores de 5.700 ejemplares y otros 2.000 más para cria media. Las especies con las que se trabajó fueron la trucha arcoíris, la trucha común y el salmón.

Con esta reforma se procuró también crear un área de recreo, una zona verde que proliferaba entre construcciones a base de una decoración muy estudiada de estilo modernista y que se convirtió en un foco de atracción único en el norte de España, no en vano ésta de Infiesto con las instalaciones de Zaragoza y Navarra eran las pioneras piscifactorías del país. De aquella época aún dan testimonio el elegante porte de los abetos, de las douglasias, los cedros, las secuoyas y, sobre todo, de las dos tuyas gigantes e imponentes.

No es de extrañar que incluso acudieran al lugar, además de muchas personalidades, miembros de la familia real. El 31 de julio de 1909 visita las instalaciones Su Alteza Real doña María Isabel Francisca de Asís, Infanta de España e hija de la reina Isabel II. Hacia el año 1924 llega a la Piscifactoría de Infiesto el Príncipe de Asturias, hijo del rey Alfonso XIII; y en1929, su hermano, el infante don Jaime.

A partir del año 1965 se llevan a cabo nuevas obras de reforma que cambian la fisonomía de este espacio, al perder con las mismas esa condición de parque público, y al destruirse los detalles de la inspiración modernista, en aras de una mayor eficacia en cuanto a producción y gestión del espacio.
En efecto, el Servicio Nacional de Pesca Fluvial y Caza acometió en el mes de agosto de 1965 la reforma de las instalaciones de tan histórico establecimiento. En un principio se construyeron 126 estanques de diferente tamaño y capacidad, todos con fondo de hormigón y una superficie total de 1964 metros cuadrados y un volumen de agua de 900 metros cúbicos. Con ello se obtuvo una capacidad mínima para incubar más de un millón de huevos de salmón; la capacidad normal para alevines de un mes fue de 920.000 individuos, y la capacidad máxima ascendía a 3.120.000 ejemplares para la misma unidad de tiempo.

Otra novedad muy significativa que supuso la reforma consistió en la forma de repoblación. Hasta la fecha la repoblación de salmónidos se hacía con huevos embrionados en cajas Vibert y la suelta de los alevines en pocas semanas, lo que suponía que aún no habían desarrollado los mecanismos suficientes para defenderse contra todo tipo de depredadores. Ahora las sueltas, del salmón en especial, se llevarían a cabo, salvo excepciones de superpoblación, cuando los ejemplares hubieran cumplido el año y hubiesen alcanzado una longitud superior a los diez centímetros para el salmón y a los cinco centímetros para las truchas.

La técnicas de transporte también se modificaron convirtiéndose en el modelo más moderno de España. Se recurría a garrafas de plástico con oxígeno a baja presión para los ejemplares que medían menos de cinco centímetros, y se disponía de un vehículo provisto de un tanque, dotado de un circuito especial para aireación de la misma, y destinado a peces de más de un año. Este sistema de transporte permitía, además, una autonomía de seis horas de viaje entre la piscifactoría y el lugar de la suelta.

En esta época la piscifactoría de Infiesto tiene la función de repoblar con salmón y trucha autóctona los ríos de la Comunidad Autónoma. Tiene una capacidad máxima de incubación de hasta dos millones de huevos, pero la capacidad efectiva depende de los planes de repoblación que se establezcan para cada año.

Dificultades de orden político, y en menor medida económicas, fueron arruinando esta infraestructura que tan provechosa podría resultar para mantener nuestro medioambiente. Ahora, por fin, y ante el clamor de los vecinos de Piloña, que ven las condiciones de abandono a las que está sometido este equipamiento tan singular, parece abrirse una nueva etapa al hacerse cargo  del mismo la asociación El Esmerillón, que pretende criar allí hasta un total de 700.000 alevines de trucha y reo cuando las instalaciones se encuentren de nuevo a pleno rendimiento, circunstancia que podría ocurrir en algo menos de tres años.

Que el COVID-19 no nos pesque

Los daños colaterales llegan a la pesca, el inicio de la temporada queda aplazado, CAPENASTUR, ASTURPESCA, se suspenden, no disfrutaremos de la emblemática subasta del campanu de Asturias, el CORONAVIRUS nos tiene preocupados, alarmados y en muchos casos al borde de la histeria.

No es fácil para la gente  del campo, para pescadores y cazadores estar “enjaulados”, el rio, el monte, la naturaleza forman parte de nuestras vidas, privarnos de ello es robarnos  años de vida, no están acostumbrados a algo como lo que estamos viviendo.

Leemos y escuchamos declaraciones en las que todos opinamos sobre lo que se debe hacer, unos entienden que la situación no está para bromas, otros  no dan su brazo a torcer y buscan excusas de todo tipo para romper el obligado enclaustramiento.

 Todavía ven posible recuperar la normalidad en un plazo razonable para que se pueda pescar, por el momento el inicio de la temporada está suspendido y no sabemos lo que nos va a deparar el futuro que se presenta muy incierto.

Algunos hablan de una temporada atípica, con pocos días de pesca. No sé si lo ven posible, pero al menos se sienten en la obligación de decirlo, y pienso que hay más de esto, que es lo que les toca. Están obligados a tener los planes en marcha y previstos los cambios a que obligue la pandemia en sus proyectos. Tienen que cambiar y revisar planes según pasan los días y la tormenta arrecia o afloja, si es que afloja a tiempo.

Alguien me decía que esa actitud le parecía desdeñosa para con la tragedia que vivimos. No sé. Quizá sirva para dar esperanza, para sugerir una luz al final del túnel. La idea de que el final no esté lejos ayuda a sobrellevar el encierro. Ya habrá tiempo para comprobar si la luz al final del túnel es la salida o un tren que viene de frente. Pero lo cierto es que, de momento, ver en los medios  las escenas de la liturgia sobre si pesca si o pesca no,  resulta esperpéntico, lo mismo que las especulaciones sobre qué día se abrirá la temporada.

La pesca, como la caza está, concebida para la amistad y la felicidad, para disfrutar,  no para un tiempo oscuro lleno de incertidumbre.

Ahora que lamentamos que las autoridades no actuaran en su día con celeridad conviene resaltar la necesidad de adelantarnos en el tiempo , de tomar decisiones de futuro y no decisiones cortoplacistas para satisfacer intereses, cuando se improvisa los acontecimientos nos pillan a contrapié, y en materia piscícola llevamos tiempo improvisando, es el momento de elaborar un modelo de gestión consensuado que nos permita afrontar el futuro con tranquilidad y con la esperanza de dejar los ríos con vida para que generaciones venideras sigan disfrutando de la pesca.

Ahora que nos toca ser severos con nosotros mismos. Podemos hacer cálculos sobre si vamos a pescar y cuando, pero sin salir de casa, que no nos pesque el CORONAVIRUS.

Galería para el recuerdo


Monteando con… Montoya, “El Gitano”

Hoy traemos a estas páginas a un joven montero “pixueto”  Juan Antonio Montoya Gabarri, vive por y para los perros, capaz de pasarse horas y horas hablando de perros de jabalí.

Nos cuenta como se inicio en la caza, “de crio cuando salía de la escuela me paraba a hablar con  Roberto, “el moscón”, (desgraciadamente ya no está entre nosotros) que regentaban el Mesón ROA, justo enfrente del colegio ASTRURAMERICA, me hablaba de los perros, de las batidas de jabalíes. Cada día me enganchaba más a los perros. Hasta que un día fui a cazar con su cuadrilla, la cuadrilla DEL CENTENAL, Roberto era el jefe de Cuadrilla, y ahí cazaban también sus hijos y sobrinos. Era una cuadrilla de las de antes, de amigos, desde ese día ya no hubo vuelta atrás, me engancho la caza para siempre.”

Es Montoya cazador atípico, no tiene permiso de armas, para él la caza son los perros” yo no entendería la caza sin los perros, disfruto cuando un perro siguen 4/5 horas un jabalí, me gustan las persecuciones sostenidas, para mí el buen perro es el que caza suelto, el que llama a “parao” bien a los jabalíes. La traílla no es lo que más me gusta.”

Nos habla Montoya de la genética y sus gustos a la hora de criar, “en una ocasión me dijeron que costaba lo mismo criar con buena genética que con mala, pero los resultados no serian los mismos, y  es verdad, si crías con genética de buenas líneas jabalineras el porcentaje de tener un buen perro es más alto. Ahora bien, eso no es suficiente, hay que darles monte y dedicarles tiempo, y sobre todo tener paciencia con los perros”.

No es habitual ver monteros de etnia gitana, “ no en el tema de jabalí al menos en Asturias creo que solo Eduardo y yo somos de etnia gitana, en otras modalidades como galgos y eso si se da más. Desde que empecé de crio en la cuadrilla siempre me trataron muy bien, y puedo decir alto que mas que compañeros de cuadrilla tengo amigos, y cuando me llaman el Gitano siempre es desde el cariño y el respeto, y cuando alguien lo hace de forma despectiva ellos son los primeros en sacar la cara por mi”.

A la hora de hablar de perros no lo hace de ninguno de los suyos, y doy fe que por sus manos han pasado buenos perros, la ultima la Vela, una perra de muchísimo nivel, ahora tiene una hija de esta y del Lebaniego, también buena perra, “ tengo que reconocer que vi cazar perros de muy buen nivel, perros de Eliseo, Chema Quiros, pero en la cuadrilla había perros de lo mejor del momento en Asturias, sin ninguna duda, el Tato, el Tel, la Mora, el Lao… pero sin duda el que más me marco fue el Pinto de Adrian, descendiente del Pistolas. Fue el primer perro que vi de eso que ahora llaman “Vía Única”, perros que solo cazan jabalí, solo o con otros, de cuerda o suelto, ese perro sí que era limpio de verdad. Ahora hay mucho perro limpio pero de mentira, perros que con un año y poco ya te cuentan que está limpio, suelen estar limpios por la mañana en el Chigre, luego al cocelo mengua todo mucho.”

Azor… prismático HD + telémetro la mejor combinación


Hoy en nuestra prueba de campo analizamos en profundidad los prismáticos AZOR HD, con telemetro que comercializa la empresa asturiana BBI, BENOIST BERTHIOT IBERICA, una empresa que está presente en el mercado de la óptica desde 1961.

Desde su faceta de fabricantes de lentes oftálmicas hasta la última fase en el desarrollo de binoculares y telescopios de última generación,  mantienen un férreo carácter de superación y atención a sus clientes.

Con ellos han mejorado sus productos, y  gozado de inmejorables momentos observando espacio, ampliando los más mínimos detalles, disfrutando de memorables e inolvidables imágenes de la naturaleza y facilitando la lectura y visión a todos sus clientes.

Siempre desde ese espíritu de servicio y desarrollo, BBI mantiene la ilusión del primer día por la óptica y la calidad de sus productos.

Desde hace unos años la apuesta de BBI por la caza es fuerte y ello desemboca en un beneficio sustancial a los cazadores, con productos de extraordinaria calidad  con una relación calidad-precio difícil de superar.. Buena muestra de ello, es el AZOR HD, con telemetro.

* Con una óptica HD de gran calidad y un sistema de telemetría más que probado, el AZOR 8x42HD, destaca entre sus directos competidores. Sus 

7º de campo visual, nos permitirán observar zonas muy amplias.

Formato compacto, un peso 1.2kg, 8x aumentos y lentes HD totalmente tratadas, permite realizar mediciones bajo cualquier circunstancia lumínica, PANTALLA RETROILUMINADA, desde los 9 hasta los 1.200m. 

Muchas marcas ofrecen prismáticos con telémetro en el que el sensor de telemetría es de no más d e25mm de diámetro, en el Azor, hemos optado por utilizar LAS MISMAS LENTES DEL OBJETIVO, como los sensores, consiguiendo una exactitud y velocidad en la medición muy por encima de sus directos competidores.

Una óptica de gran calidad para una observación en la que no se nos escape ningún detalle, prismas tratados para mantener el color de las imágenes que observamos, y lentes HD para que la observación pueda ser durante todo el tiempo que necesitemos sin esfuerzo.

Se puede adaptar a trípode y el detalle de la pantalla retro iluminada es fundamental cuando tratamos medir la distancia a objetos o animales en zonas oscuras o de baja luminosidad. Su precio venta al público no es superior a los 800 €, siendo una excepcional herramienta para guardas y guías de caza.

Por su calidad y su extraordinario precio son una magnifica opción para todos los cazadores, pero sobre todo para Guardas de Cotos  y Guías de caza.

Distribuidor para Asturias 
ARMERIA JUNQUERA

Entre cotolles


Seguimos recluidos por el maldito coronavirus y por la nefasta gestión de un gobierno tan indolente como mentiroso.

Seguimos en el mundo  cinegético en la misma línea, el CPA, (Centro de Parasitosis de Asturias) continúa  con su desidia y rechazo permanente al trabajo. Vuelven a  publicar tarde y mal la Disposición General de Vedas.

Ya hechos los sorteos de los permisos, nos encontramos con personas que tuvieron la fortuna de sacar un buen número  para escoger y aun no han recibido la carta, es obvio, si aun no sacaron la DGV ni el Plan de Caza de las Reservas ya me dirán. 

De no ser por la suspensión o paralización del inicio de la temporada por el COVID-19 se iniciaría la temporada de rececho  el 1 de abril sin Disposición ni Plan de las Reservas. Más de lo mismo, un desastre de gestión.

Y miren ustedes que es poco trabajo, habitualmente es un copia y pega, bien es  cierto que ni eso hacen bien, me gustaría saber a que dedican el tiempo esta tropa, a jugar a las cartas, al ajedrez…

Como van a exigir a los cotos de caza que cumplan con la Ley si ellos son los primeros en incumplirla de forma sistemática.

Si hiciesen las cosas bien, con tiempo y alejados de la improvisación que tanto les gusta, habría tiempo para presentar alegaciones  y de esta forma realizar rectificaciones, pero asi es imposible.

Dentro de lo poco positivo a resaltar, por fin se deciden a prohibir la caza de corzas, algo necesario, aunque llega con retraso. El corzo vive un momento complicado en lo que a su dinámica poblacional se refiere, si hay corzas se recuperara más rápidamente.

No solo la Administración es la responsable de la pésima gestión, en algunos cotos sus gestores mejor estaban mirando a la pared, prohíben venadas en rececho pero dejan en batida, que es mucho peor el daño que se causa a la especie.

Seguimos olvidándonos de gestionar o algunos confunden gestión con repartir cacerías y así nos va.

Se ha puesto de moda  entre los gestores de nuevo cuño reducir al máximo los daños en los cotos, no sé si es por seguir el ejemplo de aquella Consejera tan torpe como vaga que en su día dio orden de dejar bajo mínimos las Reservas de caza para no pagar daños, así hoy tenemos Reservas de Caza pero sin caza.. Si no hay daños no hay caza, ¿queremos cotos de caza pero sin caza? Saquen  ustedes  sus propias conclusiones.

En torno a la tradición cinegética Asturiana

La caza ha sido desde siempre la actividad por antonomasia inherente al hombre desde que tenemos constancia de su presencia como tal. Las representaciones y escenas rupestres de las cuevas cantábricas, con las inmejorables muestras de las localizadas en Asturias, son un elocuente testimonio de la actividad cinegética practicada por el hombre prehistórico. Un seguro, en efecto, para la pervivencia de la especie humana a quien le garantiza la caza en aquellos tiempos primitivos el alimento indispensable para subsistir; la grasa cruda o sebo suficiente para mantener la llama del fuego, que iluminaría las inciertas horas de la noche; y hasta el vestido necesario a base de pieles para protegerse de las inclemencias climatológicas.

Tenemos constancia documental de que en la Edad Media peninsular la caza tuvo un sentido utilitario. Durante la primera etapa de la  Reconquista esta actividad contribuyó a la alimentación de los ejércitos que estaban en constante movimiento. En estas etapas de la historia la organización de partidas de caza comunales, promovidas y dirigidas por los señores para evitar la acción de las alimañas, eran habituales y tan sólo pretendían eliminar los dañinos ataques de los depredadores a las cosechas, al ganado y a las personas. Hogares campesinos, monasterios, castillos o residencias palaciegas se abastecían de estas presas con el consiguiente beneficio económico, dado que les facilitaban complemento alimenticio y vestimentario.

Es evidente que el cazador en pleno contacto con la naturaleza, disfrutaba de la misma con auténtico placer, pero también recuperaba su preparación física, la necesaria para llevar a cabo con éxito sus compromisos guerreros. Se trataba de una cuestión de higiene personal, que ya recomendaba El Libro de la Montería (a. 1350). Algo similar advierte El Libro de la caza con aves del canciller Pedro López de Ayala (1332-1407) al referir el beneficio que produce la caza al hombre al «aprovecharse de las cosas que Dios crió e fizo para el servicio del home».

Como es obvio, en la Asturias medieval la caza fue la actividad prioritaria ejercida tanto por nobles como por vasallos al servicio de tan compleja tarea, y por el sector eclesiástico en el que podemos incluir a los numerosos monasterios, prioritariamente benedictinos, que pueblan la geografía y espacios montañosos de la región. De hecho, lo habitual que resultaba en estos centros la práctica cinegética, pronto fue motivo de inspiración para las familias de canteros que trabajaban bajo su patrocinio, levantando las fábricas monásticas que aún se mantienen en Asturias. En las mismas, podemos observar como a través del más genuino y artístico románico se representaban escenas cinegéticas sobre piedra, e incluso en sillerías de coro y otro bienes muebles, toda una visión que reflejaba el modo de vida cotidiano de los asturianos.

Las escenas reproducidas  pueden ser simples, ocupando el pequeño espacio de los canecillos en los que suelen aparecer un hombre lanceando un animal, por lo general un jabalí, y en los capiteles donde el artista disponía de una espacio mayor en el que suelen aparecer escenas muy completas, incluyendo, a veces, músicos y danzarines celebrando el festejo que suponía la captura de la presa. También aparecen cazadores haciendo sonar sus cuernos, y otros lanceando, animales de presa como perros, y la misma presa que en ocasiones sujeta en sus fauces a algún cazador despistado. Todos estos ejemplos podemos verlos, entre otras muchas, en la iglesia del antiguo monasterio de San Antolín de Bedón (Llanes), en San Juan de Amandi, Santa María de la Oliva, o Santa Eulalia de la Lloraza, todas en el concejo de Villaviciosa; y también son muy interesantes las que decoran el templo románico del antiguo monasterio de San Pedro de Villanueva, en el concejo de Cangas de Onís, actualmente convertido en Parador Nacional. En la portada principal de la iglesia de este antiguo monasterio se conserva también en muy buen estado  una escena de caza realmente destacable dentro de la escultura románica asturiana: La despedida de una dama y un caballero, montado a caballo, que se dispone a salir de caza, según apuntan los atributos que adornan la escena. Esta representación ha tenido diversas interpretaciones entre las que se cuenta, según la tradición, que se trata del rey Favila despidiéndose de su esposa cuando iba a cazar el oso, el úrsido en cuyas fauces muere el citado monarca, según los relatos históricos. Escena similar se localiza también en la portada del templo monástico de Santa María de Villamayor (Piloña).

Y es que en los monasterios asturianos la caza era prioritaria, tanto para los femeninos como para los masculinos. Las donaciones reales que por lo general dieron principio a estas fundaciones religiosas, ya les transferían espacios acotados en torno al monasterio y bosques, que si bien en ocasiones se roturaban algunas de sus partes, por lo general, se mantenían como espacios para la práctica, entre otras muchas funciones, de la caza. Los renteros que explotaban estas extensiones debían abonar al abad/abadesa la renta estipulada frecuentemente con alguna pieza, que facilitaba la carne necesaria para la comunidad religiosa, así como las pieles necesarias para abastecer al scriptorium del monasterio. No era esto, sin embargo, el motivo principal de la práctica de la caza, si no mas bien el facilitar a la población  campesina los medios necesarios para controlar una población salvaje que ponía en riesgo sembrados, cosechas y hasta la vida del propio campesino.

En las abadías masculinas los propios monjes practicaban la actividad de la caza en los entornos inmediatos del monasterio, tanto es así que en orden a guardar una más estricta observancia eran con frecuencia censurados por la autoridad episcopal. Es el caso de la comunidad de monjes benedictinos de San Juan Bautista de Corias (Cangas del Narcea).

Este monasterio, considerado como el Escorial asturiano por su monumentalidad arquitectónica,  fue fundado a principios del siglo XI por los condes Piniolo y Aldonza quienes nombran en el año 1034 al clérigo Arias Cromaz como abad del mismo y responsable de una comunidad integrada por doce monjes.

El dominio monástico, de enorme extensión, favorecía el aprovisionamiento de la comunidad tanto de los productos de caza y pesca, como de cereales y otros bienes que  comercializaban. El rio Narcea y los afluentes de su curso alto (Naviego,Coto, Arganza y Gera) constituyeron un eje vertebrador de propiedades. Estas se extendían igualmente en la amplia fachada marítima del territorio astur, localizándose bien en las rasas cercanas al litoral o en los valles que forman el curso bajo de los ríos que desembocan en el Cantábrico (Canero, Negro, Navia). En torno al Nonnaya y el Pigüeña o en el valle de Candamo el número de propiedades era inferior. La meseta castellana también fue una amplia área de presencia de los monjes negros de Corias en la que se abastecían de los productos necesarios, entre los que se encontraban los derivados de la caza.

Cuando el 28 de septiembre de 1380 el obispo ovetense don Gutierre de Toledo (1377-1389) llega a Corias en visita pastoral, dentro del amplio programa de reforma eclesiástica, la situación de crisis interna y falta de observancia le obliga a dictar unas Constituciones de reforma en las que condena las faltas de los monjes, y entre las que se encuentra la dedicación excesiva a la actividad de la caza:

Que ningún abbat, nin  monges non se entremities andar a caza con perros, nin con aves, por si nin con otros; et el que contrario feziese, quel abbat et el prior que fuesen suspensos de la collación de los beneficios que les pertenescen por dos annos […] . Et por quanto nos en esta visitación, que feziemos en el dicho monesterio de Corias, fallamos quel  abbat, prior et algunos de los monges del dicho monesterio criavan aves et podencos et yvan a caza con ellos, por ende mandamos quel dicho abbat, prior et monges de aquí en delantre non crien aves algunas de caza, nin podencos, nin otros canes algunos de caza, nin vayan a caza por si nin con otros, so las penas contenidas en la decretal.

Esta situación que denuncia el obispo era generalizada en todos los monasterios, pues el interés por la caza no sólo era de carácter económico, sino  una forma de entender la naturaleza, de hacer ejercicio y disfrutar del medio contemplando el mismo acto de la Creación. Cazar suponía, en efecto, cuidar el bosque, repoblar y controlar el medio.  

No me gusta nada como caza la perrina

Finaliza la temporada de caza, una más, y una vez más tenemos que hacernos eco de una situación que no es la antesala de nada bueno para nuestro colectivo. Corren tiempos complicados para la venatoria, y me temo que con esta “tropa” que nos gobierna  lo peor está por llegar, lo vamos a pasar mal.

Nos siguen atacando a los cazadores de forma sibilina, es verdad que la caza no se atreven a prohibirla, pero no es menos cierto que cada día nos ponen más obstáculos, más palos en las ruedas.

La nueva Ley de Protección Animal que quiere sacar adelante el gobierno, la quieren extender a la fauna salvaje y eso ya son palabras mayores.

Entra uno en escena y dice que le robamos la leche a las vacas, otra que los gallos violan a las gallinas, otro quiere prohibir la caza…

Lo sorprendente de esto es que son los mismos  que hablan de tomar medidas para frenar el éxodo  rural, eso que ahora llaman la España vaciada, tan vacía como la cabezas de los que deberían haber tomado decisiones , cabezas vacías, encefalogramas planos, de lo contrario no es posible entender tanto despropósito.

Que nos expliquen estos “iluminados salva patrias” como se puede recuperar el medio rural si cada vez que toman una decisión  desemboca en un problema para ese sector primario.

La caza es la mejor alternativa en aquellas zonas rurales más desfavorecidas, donde hay cazadores hay vida, la caza es fundamental para mantener vivo el entorno rural.


Es fundamental que estos “iluminados” profundicen en los aspectos positivos de la caza, de lo contrario seguiremos de la nada a la nada.

En nuestra región la caza sigue agonizando, queríamos un coto en cada pueblo y hoy tenemos un pufo en cada uno de ellos. Ni tan siquiera las buenas intenciones de aquellos que gestionan esas Asociaciones de Cazadores sirven para salir adelante, asfixiadas en lo económico y sin ideas en la gestión. Esta se basa únicamente en repartir cacerias, las Reservas de Caza Asturianas siguen en su línea, son Reservas de Caza sin caza, una ruina en lo económico y en lo cinegético. Pero en lugar de buscar soluciones para intentar recuperar el prestigio del que gozaban no hace tanto tiempo,- antaño destino elegido por los cazadores de toda España que en la actualidad no quieren ni oír hablar de nuestras Reservas de caza- a alguien se le ocurre proponer que se prohíba la munición de plomo. Qué bien vivíamos cuando solo había un tonto en cada pueblo.

Ante este panorama, entenderán que no me gusta nada como caza la perrina, cuando se enteraran que los cazadores somos la solución y no el problema.

Rafa González
E-mail: rafagonpozo@gmail.com

EL REENCUENTRO ANUAL CON ‘EL REY DE LOS RÍOS ASTURIANOS’

Escribir para Orbayu Naturaleza cuando te lo solicita Rafa González es un deber más imperativo que sacar cada año la licencia para poder desfilar con la caña en primavera por cualquier ribera asturiana. Estamos en vísperas de iniciar la temporada del 2020, si el Covid-19 no lo impide, aún no tenemos fecha, ni sabemos si vamos a poder pescar. El inicia de la temporada inevitablemente provoca una primera reflexión. Oí hablar a los pescadores más veteranos del comienzo de la temporada en febrero, pero solo conocí las aperturas de la pesca el primer domingo de marzo a cucharilla y devón, y el 19 de marzo con todos los cebos. Eran otros tiempos que no conviene borrar de la memoria, por mucho que se empeñen algunos en fomentar la amnesia. Recuerdo bien los tiempos en los que se encontraban en plena recuperación los ríos salmoneros asturianos y cántabros, tras una labor inconmensurable de repoblaciones en los años cuarenta del SNPFC dirigido en Asturias por Eugenio Guallart, desde su base multiplicadora de la piscifactoría de Infiesto que manejaba con gran acierto y mimo el gran Tuñón. Por aquellos años, la piscicultura aún no se había desarrollado como actividad mercantil y comercial, pero la piscifactoría pública de Infiesto se había convertido por sus resultados en un icono de la nueva técnica de las repoblaciones fluviales, que luego imitaron las piscifactorías del SNPFC de Ampuero en Cantabria y El Veral en Lugo. Por eso, al comienzo de esta nueva temporada quiero destacar el renacimiento de la piscifactoría de Infiesto, cedida por el Principado a la asociación de pescadores El Esmerillón, capitaneada por Antón Caldevilla y Juanjo Peruyero, que ya se estrenó estos meses con la primera promoción de alevines de trucha, que serán la antesala de los salmones que nacerán allí el próximo invierno. Este es el buen camino.

En el repaso al baúl de los recuerdos para sacudir la nostalgia y poner en forma la ilusión y las muñecas, no pueden faltar los datos de aquellas temporadas inolvidables de más de 2.000 salmones en el río Sella, con días de apertura de temporada de 32 salmones vernales, por encima de los seis y ocho kilos, utilizando solo la cucharilla y el devón, y la mayor parte del río como zona libre. Claro que entonces no ‘pescaban’ sin cupo ni días vedados las bandadas de cormoranes o las garzas o las plagas de nutrias. Entonces navegaban las piraguas pero no se conocían las invasiones de canoas. Entonces no se producían los vertidos -urbanos, industriales y ganaderos- concentrados por colectores que desembocan en depuradoras que no depuran, sin que nadie se escandalice por la agresión medioambiental. Por el contrario, hace setenta y sesenta y cincuenta años sí se repoblaba desde la piscifactoría de Infiesto, como complemento de los desoves naturales que se repartían por el Sella, el Piloña, el Güeña o el Ponga, hasta desparramarse por regatos, desde el Zardón hasta el Laspro o el Mampodre. Por entonces los pescadores ya costeábamos con nuestras cuotas a la Asociación Asturiana muchas tareas de cuidado de nuestros ríos, y d apoyo a unas administraciones públicas que, con aciertos y algunos errores, protegían nuestros cauces y bosques, y se ocupaban de recuperar nuestra la fauna salvaje en nuestros ríos y bosques. Esta es la memoria histórica del salmón asturiano que relata con precisión Alejandro Miyares en su “Historia de la pesca en el río Sella” que quien corresponde debería de ocuparse de reeditar, y entre todos deberíamos de procurar completar con las historias de la pesca en el resto de los ríos asturianos.
Es saludable en estas fechas mirar hacia atrás para repasar el camino recorrido durante tantos años por la pesca del salmón en nuestros ríos, sobre todo cuando la niebla y las amenazas que tenemos delante no nos dejan ver su futuro. Es inútil limitarnos a recortar temporadas, organizar descansos semanales, pescar sin muerte, reducir cupos o prohibir artes de pesca, si queremos salvar el salmón y disfrutar del noble arte de la pesca con caña. Si los depredadores de una y otra condición siguen ‘cazando’ en los ríos sin licencia alguna; si la contaminación ‘cultivada’ en las riberas sigue utilizando los ríos como cloacas; si continúan las mutilaciones artificiales de los cauces que provoca la incuria del mal llamado progreso; si estas tres armas letales contra el medio ambiente siguen activas, destruyendo el ecosistema fluvial, el salmón no tiene futuro en Asturias. Por eso, para abrir una puerta a la esperanza, hagamos pedagogía sin desmayo del buen camino y, sin perder la memoria, acudamos con esperanza al reencuentro anual con ‘el rey’ en las orillas de nuestros grandes ríos.

miércoles, 19 de febrero de 2020

Agrogestiona

Agrogestiona, los martes de 12:00 h. a 13:00 h. en APQ RADIO en el 91.5 y 106.1 con Rafa González.


martes, 11 de febrero de 2020

PREMIOS ORBAYU NATURALEZA 2019


José Manuel Morí, “El Marques” premio Monte y Rio en la VI edición de los Premios Orbayu Naturaleza.

Como viene siendo habitual, la revista de ámbito asturiano  que dirige Rafa González Orbayu Naturaleza y el programa radiofónico del mismo nombre que se emite en APQ radio organizo la VI Edición de los Premios que llevan su nombre.
Este año el Premio Monte y Río fue  para el reconocido CAZADOR Y PESCADOR, José Manuel Morí, “el Marques”  uno de los mejores pescadores de salmón de España y extraordinario cazador de becadas. La Federación de Caza del Principado que preside Valentín Moran y FADOVISA presidida por Andrés Pozueco recibieron la Traílla de Oro por su defensa de la caza y los cazadores, mientras que el Señuelu de Oro fue para el Ex consejero de Infraestructuras y Medio Ambiente Benigno Fano, por su magnífica labor y buena sintonía con el colectivo de cazadores y pescadores.
El acto se celebro el pasado jueves 31 de octubre en los salones del Restaurante La Torre ante más de 100 personas que disfrutaron de una emotiva ceremonia donde hubo “tiros y tirones”, lances de caza y pesca pero sobre todo mucha armonía y buen ambiente.
Destacar la presencia de los diputados del PP Teresa Mallada y Brea, así como el de Vox, Nacho Blanco, no faltaron a la cita los alcaldes de Llanera, Gerardo Sanz, el de Pravia, David Álvarez y el de Salas Sergio Hidalgo, alcaldes muy comprometidos con la caza y la pesca y grandes defensores del Medio Rural.
Durante el acto tuvo lugar la presentación de la revista MI ASTURIAS, campo, mar y tradiciones, que edita Líder Natural y que viene para quedarse y completar ese espacio un tanto abandonado que es el sector primario y las tradiciones.

El resto de galardonados
El premio Caza y Gestión fue para la Asociación de cazadores Santa Ana de Pravia que preside Manuel Ángel “Kely”: y que es un referente en lo que a la gestión cinegética se refiere, Caza y Conservación para la Asociación  de cazadores El Avellano de Pola de Allande con 102 años de historia un modelo a imitar en lo que al trabajo y la gestión se refiere.
Montero del año Eliseo López, “el doctor” referente obligado cuando se habla de perros de rastro y gestión jabalinera, y el premio más emotivo de la noche el de cazador sin barreras fue a parar a manos de Juanin Cuervo, ejemplo de esfuerzo, sacrificio y humildad, cazador en el más amplio sentido de la palabra, un ejemplo para todos.
El premio a la mejor iniciativa empresarial fue para  (BBI) BENOIST BERTIOT IBERICA empresa asturiana que comercializa óptica para la caza con una calidad extraordinaria y a precios muy asequibles.
El premio a toda una trayectoria como pescador fue para, Francisco García, “Quico el Molineru”, pescador con una trayectoria espectacular, maestro del rio,   el de pescador sin barreras  para Amador Castañón, otro de los premios emotivos de la noche, para un pescador de raza uno de esos pescadores que si no existiesen habría que inventarlos,  y el de pescador del año para un histórico del Narcea, Benito Vega, “Corolo” el maestro de la pesca a cebo corrido.
 Pesca y conservación para el biólogo Mario Lebrato por sus trabajos sobre los salmones que aportan luz a la situación  del emblemático pez. La incombustible Berta Rodríguez recibió el  premio Pesca y Gestión, por su dedicación y buen hacer en la FAPYC que preside Pedro García.
La ceremonia se cerró con un vino español y la degustación de los magníficos pinchos de ese emporio gastronómico que es el Restaurante la Torre de Pruvia
Todos los premiados constituyen un magnífico ejemplo de personas comprometidos con la mejora y la defensa  de dos actividades tan necesarias como son la caza y la pesca.

Liebres con perros de rastro


Si existe una modalidad de caza que nos apasione a los amantes de los perros de rastro esa es sin duda la liebre a la vuelta.
Su rapidez y capacidad de  mimetismo la convierten en  una de las piezas de menor  más difíciles de abatir. Por ello,  saber dónde y con qué perro  buscarla, qué munición utilizar o  cómo y dónde dispararla para  que nuestro tiro sea efectivo son  algunas de los interrogantes a los  que intentaremos dar respuesta  en las siguientes líneas, Ah, y  recuerde, cuando menos se lo  espera, salta la…

No abundan las liebres como antaño y en pocos cotos de caza de Asturias se puede disfrutar de su caza.

Donde buscarla

Los llanos. , barbechos, sembrados,  rastrojeras, pastizales, regatos, cotollales  … Detrás de una escobera, junto  a un árbol, en el tocón de una piedra, en un surco junto al  agua, en unos bardiales….

De cualquier sitio puede saltar la liebre.  En la yacija (la cama), su panza caliente, y mirando  hacia dónde viene el aire, “pico a viento”, como  decía Covarsí. ¿Hay liebres en los riberos? Las  hay, pero pocas.

En terreno quebrado y fragoso no  se siente tan segura. Su defensa natural es la huida,  por lo tanto, haberlas, puede que sí, pero serán las  menos. La liebre preferirá los altos, los llanos y los  espacios abiertos, los abertales. Como todo vertebrado y mamífero, la liebre, en  verano, busca la sombra y el rincón que le dé frescura,  y en invierno huirá de la rudeza de la helada y  se acercará a la orilla del agua, que no está tan fría  como la tierra.

Poco se caza la liebre en la actualidad, antaño escuela magistral para perros y monteros En los cotos de sociedades, ya no  abunda el cazador de escopeta y perro  que sale el día de caza en pos de la rabona clásica  de toda la vida. No olvidemos lo que decía nuestro  maestro de escopeta y prosa: una liebre da mucho  de sí en el plato de una casa con necesidades. Y por  desgracia, últimamente ya casi no las tenemos, su presencia es testimonial en Asturias y solo en unos pocos cotos podemos disfrutar de la caza de la liebre, sin duda una modalidad apasionante.

Sigue estos consejos

El frio, por muy buen abrigo que tenga las condiciona. Los buenos cazadores de liebre de antaño preferían los días de helada, eso simplifica todo.

El aire  no gusta a casi ningún animal. Dicen que la liebre puede predecir el viento que mandara al amanecer y encama de cara a él, a favor del pelo, como si de palomas posándose se tratase.

La lluvia les gusta y aguantan estoicamente el agua, parece que disfrutan de ella. En días muy lluviosos es fácil levantarlas en la orilla del monte, en las cunetas o en los senderos, o también en pedregales.

Si por el contrario hace sol buscara el encame en la umbría, el sol le molesta como a nosotros.

Ahí va la rabona

Ya han conseguido nuestros perros localizarla, su arrancada es espectacular pasa de  0 a 75 km/h en 4 segundos, esto nos obliga a disparar muy rápido, En esta situación lo normal es apuntar a las orejas, aguantando esos primeros saltos descontrolados, hasta que las separa del cuerpo. Debemos evitar los experimentos. Los tiros muy lejanos pues solo logramos herirlas y no las cobramos.

 El disparo no es difícil, pero se fallan muchas. Casi siempre los tiros se nos quedan traseros. El tiro estándar  suele ser  de culo con la liebre alejándose de nosotros.

Que perdigón usamos?   Algo polivalente, el 6 o el 7, a la hora de elegir gramos conviene no alejarse de la ética de la caza, no me gusta utilizar 32 o 43 gramos, me parece excesivo.

Que escopeta y que choques Soy de la opinión que la mejor escopeta es aquella con la que nos sentimos cómodos. Con la que tenemos confianza. Una paralela de las de toda la vida nos hará disfrutar muchísimo.

En cuanto a los chokes si tenemos en cuenta que vamos a realizar disparos  a distancias cortas o medias un choke abierto ira muy bien, tres o cuatro estrellas serán perfectas. La paralela de toda la vida de una y tres estrellas no irá mal,

Mitos y liebres

Son carroñeras? Es uno de los mitos más extendidos, pero no existe un solo estudio científico que demuestre su veracidad. Todo hace indicar que se acercan a la carroña  para alimentarse de los brotes de hierba que salen al abonar el terreno cono resultado  la descomposición. Si son animales monogastricos , es decir, podrían alimentarse de carne, pero no se ha demostrado que así ocurra.

Están `preñadas todo el año,  esta creencia arranca  de una de las supuestas características de su reproducción, la superfectacion, que consiste en que la hembra es capaz de “guardar” el semen y realizar  una implantación  diferida de óvulos fecundados , lo que implicaría que podrían estar gestando embriones en distinto estado de desarrollo. De todos modos la comunidad científica  aun no ha alcanzado  un quórum sobre  la existencia de la superfectacion  en este animal.
En invierno se encama en terrenos encharcados lo dice el refrán, “en enero la liebre en el tollero”. Sus costumbres a la hora de encamar varían en función de la época del año y de la climatología. Es fácil levantarlas en lo duro del invierno cerca de los regatos, donde las que no llegan a helarse y las temperaturas son un poco más altas.

Duermen con los ojos abiertos,  siempre que localizamos una encamada lo más llamativo son sus dos ojos grandes  y claro, abiertos. Nunca los tiene cerrados, pero es debido a su desarrollado instinto del oído que le permite estar en alerta permanente.


EL PERRO IMPRESCINDIBLE

Como en todas las modalidades de caza el perro juega un papel fundamental

En el llano, busca la liebre como si buscaras la llave  que has perdido”, decía un experto “liebrero” de  antaño.

En efecto, como el cazador vaya con prisas,  lo más probable es que deje la liebre atrás, encamada  en su yacija y mimetizada con el pasto y la tierra.  Puede que el miedo la fuerce a salir de estampida,  pero como pueda, lo hará cuando el cazador le dé  la espalda para ganar tiempo y distancia.  Por eso, calma y buscándola como dijo el experto.

El buen perro de liebre deberá rastrear meticulosamente toda la zona en busca de un encame, una vez levantada queda a criterio del cazador ser lo suficientemente hábil para saber cortarle el paso a la rabona y abatirla o esperar a la ·vuelta”
Podemos decir que en general, cualquier raza de perro de rastro muestra afición por levantar la liebre cuando la encuentran, los rastros de la liebre son “dulces” y a casi todos los perros les gusta; pero sin duda después de levantarla mantener una persecución sostenida en el tiempo no está al alcance de muchos perros.


 Como en casi todo en la variedad está  el gusto pero es cierto existan algunas razas que han demostrado aptitudes excepcionales para este tipo de caza. En este sentido cabe nombrar a los sabuesos, y los grifones del país, más recientemente  los beagles también han demostrado ser una raza que da buen resultado con la rabona.

A pesar de que muchos cazadores suelen decir que cualquier perro que ha cazado conejos vale a la perfección para la liebre, debemos tener en cuenta que la localización de esta especie entraña una serie de dificultades mucho mayores. Y es que si el conejo suele encamarse sin titubeos, la liebre lo hace intentando desorientar a sus perseguidores; por lo que siempre es recomendable decantarse por alguna de las razas antes comentadas.

El perro deberá estar enseñado a correr tras una liebre herida, puesto que sucederá a menudo que al dispararle y herirle, ésta salga corriendo. Nuestro amigo deberá saber que si corre tras ella podrá alcanzarla con cierta facilidad, no puede darla por perdida. Del cazador es tarea la de la acertar correctamente al objetivo y, sin duda, la liebre es una de las especies que más fácil nos lo pone, a pesar de la enorme velocidad de sus piernas. La rabona ofrece un blanco relativamente sencillo gracias a su voluminoso cuerpo y a que realiza carreras rectas y, por tanto, predecibles.