Si existe
una modalidad de caza que nos apasione a los amantes de los perros de rastro
esa es sin duda la liebre a la vuelta.
Su rapidez
y capacidad de mimetismo la convierten en una de las piezas de
menor más difíciles de abatir. Por ello, saber dónde y con qué
perro buscarla, qué munición utilizar o cómo y dónde dispararla
para que nuestro tiro sea efectivo son algunas de los interrogantes
a los que intentaremos dar respuesta en las siguientes líneas, Ah,
y recuerde, cuando menos se lo espera, salta la…
No abundan
las liebres como antaño y en pocos cotos de caza de Asturias se puede disfrutar
de su caza.
Donde buscarla
Los
llanos. , barbechos, sembrados, rastrojeras, pastizales, regatos,
cotollales … Detrás de una escobera, junto a un árbol, en el tocón
de una piedra, en un surco junto al agua, en unos bardiales….
De
cualquier sitio puede saltar la liebre. En la yacija (la cama), su panza
caliente, y mirando hacia dónde viene el aire, “pico a viento”,
como decía Covarsí. ¿Hay liebres en los riberos?
Las hay, pero pocas.
En terreno
quebrado y fragoso no se siente tan segura. Su defensa natural es la
huida, por lo tanto, haberlas, puede que sí, pero serán las menos.
La liebre preferirá los altos, los llanos y los espacios abiertos, los
abertales. Como todo vertebrado y mamífero, la liebre, en verano, busca
la sombra y el rincón que le dé frescura, y en invierno huirá de la
rudeza de la helada y se acercará a la orilla del agua, que no está tan
fría como la tierra.
Poco se
caza la liebre en la actualidad, antaño escuela magistral para perros y
monteros En los cotos de sociedades, ya no
abunda el cazador de escopeta y perro que sale el día de caza en
pos de la rabona clásica de toda la vida. No olvidemos lo que decía
nuestro maestro de escopeta y prosa: una liebre da mucho de sí en
el plato de una casa con necesidades. Y por desgracia, últimamente ya casi
no las tenemos, su presencia es testimonial en Asturias y solo en unos pocos
cotos podemos disfrutar de la caza de la liebre, sin duda una modalidad
apasionante.
Sigue estos consejos
El frio,
por muy buen abrigo que tenga las condiciona. Los buenos cazadores de liebre de
antaño preferían los días de helada, eso simplifica todo.
El
aire no gusta a casi ningún animal.
Dicen que la liebre puede predecir el viento que mandara al amanecer y encama
de cara a él, a favor del pelo, como si de palomas posándose se tratase.
La lluvia
les gusta y aguantan estoicamente el agua, parece que disfrutan de ella. En
días muy lluviosos es fácil levantarlas en la orilla del monte, en las cunetas
o en los senderos, o también en pedregales.
Si por el
contrario hace sol buscara el encame en la umbría, el sol le molesta como a
nosotros.
Ahí va la rabona
Ya han
conseguido nuestros perros localizarla, su arrancada es espectacular pasa
de 0 a 75 km/h en 4 segundos, esto nos
obliga a disparar muy rápido, En esta situación lo normal es apuntar a las
orejas, aguantando esos primeros saltos descontrolados, hasta que las separa
del cuerpo. Debemos evitar los experimentos. Los tiros muy lejanos pues solo
logramos herirlas y no las cobramos.
El disparo no es difícil, pero se fallan
muchas. Casi siempre los tiros se nos quedan traseros. El tiro estándar suele ser
de culo con la liebre alejándose de nosotros.
Que perdigón usamos?
Algo polivalente, el 6 o el 7, a la hora de elegir gramos conviene no
alejarse de la ética de la caza, no me gusta utilizar 32 o 43 gramos, me parece
excesivo.
Que escopeta y que choques Soy de la opinión que la mejor
escopeta es aquella con la que nos sentimos cómodos. Con la que tenemos
confianza. Una paralela de las de toda la vida nos hará disfrutar muchísimo.
En cuanto
a los chokes si tenemos en cuenta que vamos a realizar disparos a distancias cortas o medias un choke abierto
ira muy bien, tres o cuatro estrellas serán perfectas. La paralela de toda la
vida de una y tres estrellas no irá mal,
Mitos y liebres
Son carroñeras? Es uno de los mitos más extendidos,
pero no existe un solo estudio científico que demuestre su veracidad. Todo hace
indicar que se acercan a la carroña para
alimentarse de los brotes de hierba que salen al abonar el terreno cono
resultado la descomposición. Si son
animales monogastricos , es decir, podrían alimentarse de carne, pero no se ha
demostrado que así ocurra.
Están `preñadas todo el año, esta creencia arranca de una de las supuestas características de su
reproducción, la superfectacion, que consiste en que la hembra es capaz de
“guardar” el semen y realizar una
implantación diferida de óvulos
fecundados , lo que implicaría que podrían estar gestando embriones en distinto
estado de desarrollo. De todos modos la comunidad científica aun no ha alcanzado un quórum sobre la existencia de la superfectacion en este animal.
En
invierno se encama en terrenos encharcados lo dice el refrán, “en enero la
liebre en el tollero”. Sus costumbres a la hora de encamar varían en función de
la época del año y de la climatología. Es fácil levantarlas en lo duro del
invierno cerca de los regatos, donde las que no llegan a helarse y las
temperaturas son un poco más altas.
Duermen con los ojos abiertos, siempre que localizamos una encamada lo más
llamativo son sus dos ojos grandes y
claro, abiertos. Nunca los tiene cerrados, pero es debido a su desarrollado
instinto del oído que le permite estar en alerta permanente.
EL PERRO IMPRESCINDIBLE
Como en todas las
modalidades de caza el perro juega un papel fundamental
“En el llano, busca la
liebre como si buscaras la llave que has perdido”, decía un
experto “liebrero”
de antaño.
En efecto,
como el cazador vaya con prisas, lo más probable es que deje la liebre
atrás, encamada en su yacija y mimetizada con el pasto y la tierra.
Puede que el miedo la fuerce a salir de estampida, pero como pueda, lo
hará cuando el cazador le dé la espalda para ganar tiempo y
distancia. Por eso, calma y buscándola como dijo el experto.
El buen perro de liebre deberá
rastrear meticulosamente toda la zona en busca de un encame, una vez levantada
queda a criterio del cazador ser lo suficientemente hábil para saber cortarle
el paso a la rabona y abatirla o esperar a la ·vuelta”
Podemos decir que en general, cualquier raza de perro de rastro muestra afición
por levantar la liebre cuando la encuentran, los rastros de la liebre son
“dulces” y a casi todos los perros les gusta; pero sin duda después de
levantarla mantener una persecución sostenida en el tiempo no está al alcance
de muchos perros.
Como en casi todo en la variedad está el gusto pero es cierto existan algunas razas
que han demostrado aptitudes excepcionales para este tipo de caza. En este
sentido cabe nombrar a los sabuesos, y los grifones del país, más
recientemente los beagles también han
demostrado ser una raza que da buen resultado con la rabona.
A pesar de que muchos cazadores suelen decir que cualquier perro que ha cazado
conejos vale a la perfección para la liebre, debemos tener en cuenta que la
localización de esta especie entraña una serie de dificultades mucho mayores. Y
es que si el conejo suele encamarse sin titubeos, la liebre lo hace intentando
desorientar a sus perseguidores; por lo que siempre es recomendable decantarse
por alguna de las razas antes comentadas.
El perro deberá estar enseñado a correr tras una liebre herida, puesto que
sucederá a menudo que al dispararle y herirle, ésta salga corriendo. Nuestro
amigo deberá saber que si corre tras ella podrá alcanzarla con cierta
facilidad, no puede darla por perdida. Del cazador es tarea la de la acertar
correctamente al objetivo y, sin duda, la liebre es una de las especies que más
fácil nos lo pone, a pesar de la enorme velocidad de sus piernas. La rabona
ofrece un blanco relativamente sencillo gracias a su voluminoso cuerpo y a que
realiza carreras rectas y, por tanto, predecibles.
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