martes, 11 de febrero de 2020

Liebres con perros de rastro


Si existe una modalidad de caza que nos apasione a los amantes de los perros de rastro esa es sin duda la liebre a la vuelta.
Su rapidez y capacidad de  mimetismo la convierten en  una de las piezas de menor  más difíciles de abatir. Por ello,  saber dónde y con qué perro  buscarla, qué munición utilizar o  cómo y dónde dispararla para  que nuestro tiro sea efectivo son  algunas de los interrogantes a los  que intentaremos dar respuesta  en las siguientes líneas, Ah, y  recuerde, cuando menos se lo  espera, salta la…

No abundan las liebres como antaño y en pocos cotos de caza de Asturias se puede disfrutar de su caza.

Donde buscarla

Los llanos. , barbechos, sembrados,  rastrojeras, pastizales, regatos, cotollales  … Detrás de una escobera, junto  a un árbol, en el tocón de una piedra, en un surco junto al  agua, en unos bardiales….

De cualquier sitio puede saltar la liebre.  En la yacija (la cama), su panza caliente, y mirando  hacia dónde viene el aire, “pico a viento”, como  decía Covarsí. ¿Hay liebres en los riberos? Las  hay, pero pocas.

En terreno quebrado y fragoso no  se siente tan segura. Su defensa natural es la huida,  por lo tanto, haberlas, puede que sí, pero serán las  menos. La liebre preferirá los altos, los llanos y los  espacios abiertos, los abertales. Como todo vertebrado y mamífero, la liebre, en  verano, busca la sombra y el rincón que le dé frescura,  y en invierno huirá de la rudeza de la helada y  se acercará a la orilla del agua, que no está tan fría  como la tierra.

Poco se caza la liebre en la actualidad, antaño escuela magistral para perros y monteros En los cotos de sociedades, ya no  abunda el cazador de escopeta y perro  que sale el día de caza en pos de la rabona clásica  de toda la vida. No olvidemos lo que decía nuestro  maestro de escopeta y prosa: una liebre da mucho  de sí en el plato de una casa con necesidades. Y por  desgracia, últimamente ya casi no las tenemos, su presencia es testimonial en Asturias y solo en unos pocos cotos podemos disfrutar de la caza de la liebre, sin duda una modalidad apasionante.

Sigue estos consejos

El frio, por muy buen abrigo que tenga las condiciona. Los buenos cazadores de liebre de antaño preferían los días de helada, eso simplifica todo.

El aire  no gusta a casi ningún animal. Dicen que la liebre puede predecir el viento que mandara al amanecer y encama de cara a él, a favor del pelo, como si de palomas posándose se tratase.

La lluvia les gusta y aguantan estoicamente el agua, parece que disfrutan de ella. En días muy lluviosos es fácil levantarlas en la orilla del monte, en las cunetas o en los senderos, o también en pedregales.

Si por el contrario hace sol buscara el encame en la umbría, el sol le molesta como a nosotros.

Ahí va la rabona

Ya han conseguido nuestros perros localizarla, su arrancada es espectacular pasa de  0 a 75 km/h en 4 segundos, esto nos obliga a disparar muy rápido, En esta situación lo normal es apuntar a las orejas, aguantando esos primeros saltos descontrolados, hasta que las separa del cuerpo. Debemos evitar los experimentos. Los tiros muy lejanos pues solo logramos herirlas y no las cobramos.

 El disparo no es difícil, pero se fallan muchas. Casi siempre los tiros se nos quedan traseros. El tiro estándar  suele ser  de culo con la liebre alejándose de nosotros.

Que perdigón usamos?   Algo polivalente, el 6 o el 7, a la hora de elegir gramos conviene no alejarse de la ética de la caza, no me gusta utilizar 32 o 43 gramos, me parece excesivo.

Que escopeta y que choques Soy de la opinión que la mejor escopeta es aquella con la que nos sentimos cómodos. Con la que tenemos confianza. Una paralela de las de toda la vida nos hará disfrutar muchísimo.

En cuanto a los chokes si tenemos en cuenta que vamos a realizar disparos  a distancias cortas o medias un choke abierto ira muy bien, tres o cuatro estrellas serán perfectas. La paralela de toda la vida de una y tres estrellas no irá mal,

Mitos y liebres

Son carroñeras? Es uno de los mitos más extendidos, pero no existe un solo estudio científico que demuestre su veracidad. Todo hace indicar que se acercan a la carroña  para alimentarse de los brotes de hierba que salen al abonar el terreno cono resultado  la descomposición. Si son animales monogastricos , es decir, podrían alimentarse de carne, pero no se ha demostrado que así ocurra.

Están `preñadas todo el año,  esta creencia arranca  de una de las supuestas características de su reproducción, la superfectacion, que consiste en que la hembra es capaz de “guardar” el semen y realizar  una implantación  diferida de óvulos fecundados , lo que implicaría que podrían estar gestando embriones en distinto estado de desarrollo. De todos modos la comunidad científica  aun no ha alcanzado  un quórum sobre  la existencia de la superfectacion  en este animal.
En invierno se encama en terrenos encharcados lo dice el refrán, “en enero la liebre en el tollero”. Sus costumbres a la hora de encamar varían en función de la época del año y de la climatología. Es fácil levantarlas en lo duro del invierno cerca de los regatos, donde las que no llegan a helarse y las temperaturas son un poco más altas.

Duermen con los ojos abiertos,  siempre que localizamos una encamada lo más llamativo son sus dos ojos grandes  y claro, abiertos. Nunca los tiene cerrados, pero es debido a su desarrollado instinto del oído que le permite estar en alerta permanente.


EL PERRO IMPRESCINDIBLE

Como en todas las modalidades de caza el perro juega un papel fundamental

En el llano, busca la liebre como si buscaras la llave  que has perdido”, decía un experto “liebrero” de  antaño.

En efecto, como el cazador vaya con prisas,  lo más probable es que deje la liebre atrás, encamada  en su yacija y mimetizada con el pasto y la tierra.  Puede que el miedo la fuerce a salir de estampida,  pero como pueda, lo hará cuando el cazador le dé  la espalda para ganar tiempo y distancia.  Por eso, calma y buscándola como dijo el experto.

El buen perro de liebre deberá rastrear meticulosamente toda la zona en busca de un encame, una vez levantada queda a criterio del cazador ser lo suficientemente hábil para saber cortarle el paso a la rabona y abatirla o esperar a la ·vuelta”
Podemos decir que en general, cualquier raza de perro de rastro muestra afición por levantar la liebre cuando la encuentran, los rastros de la liebre son “dulces” y a casi todos los perros les gusta; pero sin duda después de levantarla mantener una persecución sostenida en el tiempo no está al alcance de muchos perros.


 Como en casi todo en la variedad está  el gusto pero es cierto existan algunas razas que han demostrado aptitudes excepcionales para este tipo de caza. En este sentido cabe nombrar a los sabuesos, y los grifones del país, más recientemente  los beagles también han demostrado ser una raza que da buen resultado con la rabona.

A pesar de que muchos cazadores suelen decir que cualquier perro que ha cazado conejos vale a la perfección para la liebre, debemos tener en cuenta que la localización de esta especie entraña una serie de dificultades mucho mayores. Y es que si el conejo suele encamarse sin titubeos, la liebre lo hace intentando desorientar a sus perseguidores; por lo que siempre es recomendable decantarse por alguna de las razas antes comentadas.

El perro deberá estar enseñado a correr tras una liebre herida, puesto que sucederá a menudo que al dispararle y herirle, ésta salga corriendo. Nuestro amigo deberá saber que si corre tras ella podrá alcanzarla con cierta facilidad, no puede darla por perdida. Del cazador es tarea la de la acertar correctamente al objetivo y, sin duda, la liebre es una de las especies que más fácil nos lo pone, a pesar de la enorme velocidad de sus piernas. La rabona ofrece un blanco relativamente sencillo gracias a su voluminoso cuerpo y a que realiza carreras rectas y, por tanto, predecibles.



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