Los daños colaterales llegan a la pesca, el inicio de la temporada queda aplazado, CAPENASTUR, ASTURPESCA, se suspenden, no disfrutaremos de la emblemática subasta del campanu de Asturias, el CORONAVIRUS nos tiene preocupados, alarmados y en muchos casos al borde de la histeria.
No es fácil para la gente del campo, para pescadores y cazadores estar “enjaulados”, el rio, el monte, la naturaleza forman parte de nuestras vidas, privarnos de ello es robarnos años de vida, no están acostumbrados a algo como lo que estamos viviendo.
Leemos y escuchamos declaraciones en las que todos opinamos sobre lo que se debe hacer, unos entienden que la situación no está para bromas, otros no dan su brazo a torcer y buscan excusas de todo tipo para romper el obligado enclaustramiento.
Todavía ven posible recuperar la normalidad en un plazo razonable para que se pueda pescar, por el momento el inicio de la temporada está suspendido y no sabemos lo que nos va a deparar el futuro que se presenta muy incierto.
Algunos hablan de una temporada atípica, con pocos días de pesca. No sé si lo ven posible, pero al menos se sienten en la obligación de decirlo, y pienso que hay más de esto, que es lo que les toca. Están obligados a tener los planes en marcha y previstos los cambios a que obligue la pandemia en sus proyectos. Tienen que cambiar y revisar planes según pasan los días y la tormenta arrecia o afloja, si es que afloja a tiempo.
Alguien me decía que esa actitud le parecía desdeñosa para con la tragedia que vivimos. No sé. Quizá sirva para dar esperanza, para sugerir una luz al final del túnel. La idea de que el final no esté lejos ayuda a sobrellevar el encierro. Ya habrá tiempo para comprobar si la luz al final del túnel es la salida o un tren que viene de frente. Pero lo cierto es que, de momento, ver en los medios las escenas de la liturgia sobre si pesca si o pesca no, resulta esperpéntico, lo mismo que las especulaciones sobre qué día se abrirá la temporada.
La pesca, como la caza está, concebida para la amistad y la felicidad, para disfrutar, no para un tiempo oscuro lleno de incertidumbre.
Ahora que lamentamos que las autoridades no actuaran en su día con celeridad conviene resaltar la necesidad de adelantarnos en el tiempo , de tomar decisiones de futuro y no decisiones cortoplacistas para satisfacer intereses, cuando se improvisa los acontecimientos nos pillan a contrapié, y en materia piscícola llevamos tiempo improvisando, es el momento de elaborar un modelo de gestión consensuado que nos permita afrontar el futuro con tranquilidad y con la esperanza de dejar los ríos con vida para que generaciones venideras sigan disfrutando de la pesca.
Ahora que nos toca ser severos con nosotros mismos. Podemos hacer cálculos sobre si vamos a pescar y cuando, pero sin salir de casa, que no nos pesque el CORONAVIRUS.
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