Es indudable que la actividad cinegética no goza de buena salud, la figura del cazador tal y como la entendemos está condenada a desaparecer. El mundo ha cambiado demasiado rápido en las últimas décadas y los cazadores, la caza, nos hemos quedado en fuera de juego Uno de los grandes problemas de la caza y de los cazadores ha sido y sigue siendo nuestra nula capacidad de comunicación para conseguir que la sociedad no cazadora profundice en los aspectos positivos de la caza, no hemos sido capaces de empatizar con una sociedad cada vez más urbana y alejada de la realidad natural.
El mundo actual se mueve por modas y establece una visión única de las cosas. Para el urbanita el campo es algo lejano e idealizado, una especie de lugar para desconectar de la vida de ajetreo y prisas de la ciudad, una utopía rural que en realidad no existe. En este contexto ven al cazador como algo despreciable que mata animales para divertirse.
ES CIERTO QUE CAZA Y COMPETICION POCO O NADA TIENEN QUE VER y dentro de nuestro colectivo hay mucho seudocazador que denigran la tradición y la buena práctica, en muchas ocasiones con la complacencia de muchos y solo con la beligerancia de unos pocos que seguimos pensando que cazar no es solo matar. No es mejor cazador quien más mata.
Cuando actuamos asi estamos dando motivos más que suficientes a nuestros detractores, ya nos lo decía Benavente, “el enemigo solo es temible cuando empieza a tener razón”.
La actividad cinegética bien entendida genera riqueza en aquellas zonas donde se realiza, pero Tiempos dificiles además también se beneficia la fauna, y esto explica el porqué de la riqueza cinegética de los cotos de caza. Caza y conservación van de la mano y los hechos asi lo determinan.
En Asturias tenemos el ejemplo cercano en el tiempo de la Gestión de la ya desaparecida Sociedad Astur de Caza que gestiono cotos de forma brillante en lo que a la venatoria se refiere, generaba riqueza en aquellas zonas donde gestionaba. Hoy aquellos cotos son Reservas Regionales de Caza, gestionadas por la Administración, convertidas en pocos años en una ruina económica y cinegética.
Ya lo decía Claude Bernard que cuando los resultados de unas pruebas son distintos a la teoría deben prevalecer los hechos, pues eso, la caza y su papel irremplazable son hechos contrastados, las doctrinas animalistas tan de moda últimamente son teoría. No hay duda pues, como no hay duda de la incapacidad de quienes nos deberían representar. Ahora la gran sentada es la custodia del territorio, seguimos de la nada a la nada.
Por Rafa González - Director de Orbayunaturaleza
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