La caza alumbro los primeros pasos del hombre. Nos hicimos
humanos en y por ella. Quinientas mil generaciones después algunos se empecinan
en olvidarlo Uno de los argumentos principales que esgrimen los animalistas y
la gente contraria a la caza consiste en sostener que es imposible que los
cazadores sean amantes de la naturaleza Matar animales por mero placer, dicen,
es incompatible con el aprecio del campo.
En Asturias tenemos el ejemplo de la Sociedad Astur de Caza
que gestiono durante años terrenos cinegéticos, donde la caza era abundante
gracias a la buena gestión, años después esos terrenos pasaron a ser Reservas
de Caza gestionadas por la Administración y hoy son una ruina económica y
cinegética.
En los últimos días asistimos a informaciones de todo tipo
relacionadas con los jabalíes, se habla de “plaga”, de gran problema, generan
alarma etc. etc.
Entra en escena el INDUROT y nos dice que la población de jabalíes se ha
multiplicado por diez en Asturias en la última década, pasando de unos 6.000 en
1994 a cerca de 60.000 en 2013. El director general de Recursos Naturales,
Manuel Calvo, considera “imprescindible”
la colaboración de todas las administraciones públicas y la sociedad civil para
frenar los daños producidos por su gran expansión.
La Consejera de Medio Rural nos habla de un problema
importante en toda Europa y nos lleva hasta Berlín, y recomienda a los cotos
que cumplan con el cupo de 6 por cuadrilla y día de caza, 5 en las Reservas de
caza. Y nos aportan datos y estadísticas, la media está entre 1,5 y 2,2 y
algunos se atreven a opinar desde el desconocimiento y hablan de impericia de
las cuadrillas de caza y gatillazos en la gestión cinegética.
Casi todos opinan del tema, políticos, ganaderos,
ecologistas, catedráticos, periodistas, gestores de caza, solo falta la opinión
de la Conferencia.
La estrategia de la Administración está dando sus frutos,
damos cifras, datos, utilizamos al INDUROT para que nos dé un censo al que yo
ni tan siquiera le concedo el beneficio de la duda, censo que nos ofrece como
resultado una cifra que solo ellos saben de dónde sale, y como lo han
realizado, lo agitamos todo y el resultado es el conocido. Hay muchos jabalíes,
los cazadores matan pocos y así es imposible que la Administración pueda hacer
absolutamente nada para atajar el problema y solo nos queda aprender a convivir
con los jabalís y para ello nos dan unas sencillas normas para que sepamos que hacer y
qué no hacer cuando nos
encontremos con los jabalíes. Siendo generoso surrealista todo.
El problema existe, no podemos ocultarlo. Los jabalíes son
un problema, pero no en los terrenos cinegéticos que gestionan las Asociaciones
de cazadores, donde las dinámicas poblacionales de los jabalíes se mantienen
estables y controladas en un buen número de cotos, en otros cotizan a la baja y
los jabalíes escasean, (seguramente los lobos tengan algo que ver) por lo tanto
los cazadores no somos el problema, pero si podemos ser la solución.
Es un despropósito y una torpeza dejar el cupo de jabalies
libre en los cotos, en las Reservas se mantiene en 5 jabalies por cuadrilla y
día, bien es cierto que, en las Reservas el cupo se ha puesto solo y las
batidas en estas zonas quedan en muchos casos sin hacer, pues los propios
guardas en muchas ocasiones te indican días antes que no hay jabalies.
El problema está en
las zonas de seguridad, zonas que gestiona la Administración y que no sabe cómo
actuar e intenta con la complicidad de los de siempre, aquellos que están ahí
cuando la Administración les necesita y que desconozco a cambio de qué, pero lo
puedo intuir, exonerarse de
responsabilidad y traspasar está a un colectivo, el de cazadores que carece de
liderazgo y esta desde hace tiempo abandonado a su suerte.
Y esa solución pasa por permitir las batidas en esas zonas
mal llamadas de seguridad, autorizando solo el uso de escopetas. Es mucho más
segura una batida por el día, con los
cazadores como protagonistas que dejar en manos de eso que llaman “técnicos”
los controles de población amparados en el silencio de la noche, donde todo
vale.
Además no hagamos demagogia, la franja costera asturiana si
se interpreta la ley alejándonos de la flexibilidad, es en su totalidad zona de seguridad.
Defender a ultranza la vida de las especies de caza es tan
nefasto como masacrarlas, y esto es lo que ha hecho esta Consejera de Medio
Rural que tenemos que padecer los asturianos. Masacrar la caza en las Reservas
Regionales, que hoy son una ruina en lo económico y en lo cinegético y nos
cuestan a todos los asturianos más de 7 millones de euros anuales y protegerla
en las mal llamadas zonas de seguridad, con el resultado ya conocido,
poblaciones de jabalíes disparadas.
La caza nunca fue una moda como lo son los movimientos anti
caza y las modernas filosofías detractoras de nuestra actividad. Y bueno sería
que entendiésemos que el problema no somos los cazadores, el problema es la
incompetencia de algunos/as que nos lleva de la nada a la nada.
Rafael González Muñiz
Director Revista Orbayu Naturaleza y director Mi Asturias
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