Por Rafa González. Director de ORBAYU NATURALEZA.
Nace ALIANZA RURAL, cargada de buenas intenciones con el ánimo y la firme intención de convertirse en ese ansiado referente que tanto necesita el medio rural. El reto no puede ser más ilusionante, desarrollar una estrategia conjunta en defensa del mundo de la pesca, la caza, la tauromaquia y el sector agroganadero.
Nos dicen que esto va en serio, que es la penúltima oportunidad para salvar al Medio Rural, la caza, la pesca, las tradiciones... Me da reparo entrar en un debate de tal calibre. A lo largo de los últimos años hemos conocido muchas iniciativas de este tipo, todas ellas cargadas de buenas intenciones, pero todas de corto recorrido.
Recuerdo que en mayo de 1999 se ponía en marcha la Asociación Conservación y Caza, y también nacía con el ánimo de ser un aldabonazo refrescante con vocación de vencer la sensación de acoso que en aquel momento soportaba el colectivo de cazadores. Y nos ilusionamos, creímos encontrar por fin esa asociación que de verdad serviría para defender los derechos de los cazadores y de la caza. Poco o nada podemos destacar de aquella Asociación.
La ultima y sirva como ejemplo por ser la más reciente, ENDECA, que a pesar de esas buenas intenciones a las que anteriormente me refería, poco o nada destacable en lo que a la defensa de la caza se refiere podemos reseñar.
Que la actividad cinegética necesita estar bien representada, no admite duda, como tampoco lo admite que los falsos protagonismos mal entendidos y demasiado ego incontrolado han perjudicado al colectivo de forma notable.
Estar bien representados no quiere decir que tengamos que estar justificándonos de forma permanente por cazar, por ser cazadores, faltaría más.
Necesitamos unión y liderazgo, un liderazgo como el que nos ha transmitido el maestro. J. Antonio Sarasketa, capaz de hacer llegar el mensaje del colectivo con claridad y contundencia a las esferas políticas de este país. Desgraciadamente Sarasketa es irrepetible, y aun hoy desde su retiro sigue trasmitiéndonos con nitidez y rotundidad el consejo adecuado para cada momento.
La caza es una forma de entender la naturaleza, una forma de vivir, de sentir el campo, una actividad legal. Soy cazador como se puede ser amante de la fotografía, de la micología o el senderismo. Todos usamos la naturaleza, disfrutamos de ella, aunque discrepemos en la forma de utilizarla. Entonces ¿Qué tenemos que justificar? Rotundamente nada.
Me preocupa y no me recluta como adepto la estrategia elegida para volcarnos en defensa del medio rural, de las tradiciones, de la caza, de la pesca.
Es un acierto aunar esfuerzos. Malgastarlos de forma individual no conduce a nada. Aclarado esto entiendo que la estrategia elegida para defender nuestra actividad no es la correcta.
Esta “batalla” no se gana en las redes sociales, tampoco en la calle. Buscar el enfrentamiento, el cuerpo a cuerpo con grupos minoritarios que nada tienen que ver con la defensa de los animales, ni tan siquiera con el ecologismo, es un error.
Estos grupos de descerebrados, cazasubvenciones, cretinos desvergonzados, a los que poco o nada les importa el Medio Rural han conseguido gracias a sus mentiras, sus descalificaciones e insultos lo que querían, notoriedad y protagonismo que consiguen gracias a nosotros, los cazadores que hemos entrado equivocadamente en su juego.
Dominan a la perfección estos miserables las redes sociales, internet les regala la posibilidad de titulares al segundo, y las redes sociales los amplifican a capricho sin distinguir la noticia del rumor, la manipulación o la mentira.
Eso les permite llegar a una sociedad que se mueve por modas y establece una visión única de las cosas. A esa sociedad cada vez más alejada del medio rural estos “iluminados” que se autoproclaman como defensores del mundo animal le hacen llegar una propuesta irreal, inexistente, de un mundo idealizado. El pensamiento Disney, esa manera de mirar el reino animal, de atribuirle cualidades humanas ha llevado a humanizar los animales, a considerarlos casi como seres humanos, sujetos de derechos. Esto ha derivado en corrientes que promulgan el animalismo, la ambivalencia-cuando no la prevalencia-de os “derechos”de animales sobre el de las personas, desembocando en una sensibileria exacerbada y superficial que nos ven a los cazadores como algo despreciable, que matamos animales para divertirnos.
A estos grupos les sobra sectarismo e ignorancia, les falta formación, escasean las ideas y les sobran ocurrencias, por ello buscan ese enfrentamiento con nosotros, eso les conduce a estar en el candelero, a tener protagonismo, y nosotros, los cazadores estamos entrando en el juego.
No podemos perder tiempo en batallas estériles, nuestro reto no puede ser jamás perder tiempo en defendernos de cuatro “iluminados”, no podemos distraernos con tan poca cosa.
Nuestra estrategia, nuestro reto tiene que ser conseguir que esa sociedad no cazadora profundice en los aspectos positivos de la caza, no lo estamos haciendo, no conseguimos empatizar con esa sociedad.
Tenemos que conseguir que se conozca el papel fundamental, irremplazable que juega la caza en la gestión de la naturaleza. Hacerles ver que la caza es una alternativa importante en aquellas zonas rurales más desfavorecidas, la caza genera riqueza y bienestar en aquellas zonas donde existen especies cinegéticas.la caza bien entendida no es muerte, es VIDA. Defender a ultranza las especies salvajes es tan nefasto como masacrarlas.
La caza es una lección permanente de esfuerzo, de sacrificio, de humildad, una forma de entender la vida.
Pero todo esto es difícil transmitirlo si seguimos empeñados en denigrar la tradición y las buenas prácticas cinegéticas, con la complacencia de muchos y solo con la beligerancia de unos pocos. ¿Por qué seguimos empeñados en publicar en las redes sociales imágenes donde la falta de respeto hacia el animal cazado es vergonzosa?.
La caza, el animal cazado merece un respeto, hay que respetarle en vida y también después de muerto, tomemos nota de ese respeto que se les profesa en otros países. No podemos permitir que acciones individuales empañen el buen hacer del colectivo.
Es necesario dar a conocer la labor que ha realizado nuestro colectivo en los últimos años en defensa del medio y de las especies, no solo las cinegéticas., también las no cinegéticas y las protegidas. A modo de ejemplo en el norte de España nadie ha hecho más por la recuperación del oso que los cazadores y los lugareños, los que viven en el medio rural, de ese trabajo se han beneficiado otros, (FOP, FAPAS y demás) y además han sido ellos los receptores de subvenciones millonarias, muchas de ellas por la custodia del territorio, territorio que custodiamos los cazadores, pero desgraciadamente no hemos sabido dar a conocer este trabajo.
Por todo ello no podemos perder el tiempo con gente que reconoce públicamente que se divierten “cazando cazadores”, denunciando que les encañonamos aunque no sea cierto, tu denuncia, decía hace poco un impresentable en las redes sociales. El camino no es ese, alimentar la polémica en las redes sociales nos perjudica, a ellos les beneficia y mucho. No cometamos el error de hacer populismo como hacen ellos, si de verdad queremos defender la caza el camino es otro y los retos están claros, peleemos por ello.de lo contrario seguiremos de la nada a la nada, como hasta ahora.
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