Cada vez somos menos cazadores, pocos y divididos, mal representados y en manos de una Administración que aquí en Asturias son un modelo a desterrar.
El centro de Parasitosis da cobijo a la Consejería de Extinción, acabaron con las Reservas de Caza, algo que se antojaba imposible y ahora van camino de hacerlo con los cotos. Queríamos un coto en cada pueblo y hoy tenemos un pufo en cada uno de ellos por obra y gracia de estos políticos y también por la desidia y falta de implicación de los cazadores en lo que a la gestión se refiere.
Confundimos gestión con reparto y eso nos arrastra a la situación actual. El mal endémico seguirá, querer solucionar los problemas que arrastramos derivados de una Ley de Caza obsoleta con una modificación del Reglamento ya adelante en estas páginas que era un grave error. El tiempo nos da la razón, para hacer la chapuza que han hecho mejor no tocar nada.
Un Reglamento a la carta, resultado una chapuza infumable. Lo poco que podían cambiar para solucionar un problema importante no lo tocan los cotos no tienen porque tener fecha de caducidad, con renovar la gestión cada 5 o 10 años sería suficiente y evitaríamos los problemas actuales, un buen número de cotos sin adjudicar con lo que eso conlleva. Ahora muchos cotos ven como se les abre expedientes por el tema de la guardería hay que ser muy ingenuos para creer en el calvo ni en el del pelo, en el tito ni en el tato Chapuza tras chapuza, con el resultado conocido.
Desgraciadamente el futuro de nuestra actividad en manos de estos iluminados gestores corre peligro, la libertad de cazar parece cada día más condicionada.
Lo mejor que podemos hacer los cazadores es afirmar la autenticidad de la caza y su respeto por los demás, y eso solo se consigue gestionando con orden y rigor, o sea todo lo contrario a lo que se hace.
No hay comentarios:
Publicar un comentario