viernes, 17 de julio de 2015



Llevo más de 20 años escribiendo sobre perros y jabalíes. Mis comienzos en el año 1995 en la revista decana TROFEO fue precisamente hablando de perros y jabalíes a traílla. En este tiempo en algunos aspectos las cosas han cambiado mucho, en otras casi nada.

Hoy los perros extraordinarios de jabalí, perros completos que  sean buenos en las demandas, perros que hagan bien la parada, perros que sean capaces de mantener persecuciones sostenidas en el tiempo detrás de los jabalíes y que además “respeten” o hagan la Vía Única bajo presión no abundan.

En el Especial de Jabalíes en el Norte, el montero Eliseo López explica perfectamente lo que es Vía Única y nos explica de forma magistral como conseguir que un perro consigue subir a ese peldaño al que pocos llegan.
Si es cierto que hoy abundan más que antaño los perros de jabalí para “arreglarse”, las poblaciones jabalineras permiten que existan mas perros de un nivel aceptable, el numero de cacerías también permite que se trabajen los perros aceptablemente, sobre todo si caen en las manos de monteros de un aceptable nivel  y que no rehúsan dedicar tiempo a esos perros.

Por otro lado tenemos el caso contrario, perros mediocres en manos de monteros de primavera que venden el producto extraordinariamente bien, que tienen un perro que seguramente en otras manos hubiese hecho un perro  de nivel medio-alto pero que ellos mismos se encargan de hacer que se quede en el camino, incapaces de corregir defectos y potenciar virtudes.

Son  esos monteros a los que escuchamos al inicio de cada jornada de caza contar y cantar las excelencias de sus perros. Afortunadamente el transcurso de la batida les pone en el sitio que les corresponde, aun así,  en muchas ocasiones malgastan el tiempo que deberían dedicar al perro en buscar excusas y justificaciones  para intentar disfrazar la realidad, una realidad que nos dice que los perros extraordinarios de jabalí casi siempre están en las mismas manos y que los grandes monteros pierden poco tiempo en  hablar de sus perros, no lo necesitan, hablan los perros cada jornada de caza con su trabajo en el monte.

La caza del jabalí a traílla es un legado que hemos sabido conservar  hasta nuestros días, y es justo reconocer esta modalidad de caza como parte de nuestra cultura cinegética en el norte de España.

Hoy las poblaciones de jabalí nos permiten cazar de otra forma y no es necesario abusar de la traílla como antaño, donde en el área de caza escaseaban los jabalíes y los pocos rastros que encontrábamos había que “fijarlos”,   de ahí la importancia de cortar bien los rastros.

Hoy eso ya no es necesario, pero cazar de otra forma tampoco es fácil, pues como decía no abundan los perros TOP capaces de ir a buscar los jabalíes donde estén y hacer caso omiso de otros rastros, perros  de los que en el argot se denominan “limpios” escasean mas de lo que algunos piensan, y es que tener  un perro así no es tarea fácil , una cosa es que el perro atraillado y bajo el control del dueño desprecie rastros que no sean de jabalí y otra muy diferente que cuando le quitamos el mosquetón y se tiene que buscar la vida lo haga.

La traílla no es más que un método para conseguir cazar el perro bien en sus inicios, es la herramienta necesaria para corregir defectos, pero abusar en exceso de la caza del perro con la cuerda no es más que la forma perfecta para tapar los defectos del perro.

La verdadera dimensión de un perro de caza y mas hablando de jabalíes la vemos cuando le desprendemos de la cuerda y es entonces cuando podemos evaluarle en su justa medida. Demandar, desencamar, seguir y respetar. Estas cualidades que para mi son las que definen al buen perro jabalinero, en el perro de traílla puro no se llegan a dar.

¿Existe el perro de jabalí ideal?

Es la pregunta del millón, la respuesta no es simple y son muchas las lecturas que se pueden hacer.
Las cualidades que tienen que adornar a un perro TOP de jabalí ya las hemos comentado, y conseguir que un perro sea sobresaliente en la ejecución de cada una de ellas no es tarea fácil. Desde mi punto de vista el perro de jabalí ideal es aquel que logra satisfacer las necesidades de su dueño.
 
A partir de esta premisa se puede entrar en un sinfín de debates, se pueden interpretar de diferentes maneras la clase de  un perro dependiendo quien sea el encargado de emitir un juicio de valor sobre ese animal.

He participado en cacerías donde un determinado perro dejaba en el transcurso de la misma retratadas sus limitaciones, y al acabar la misma y escuchar al dueño del perro hablar del trabajo realizado por este tenia la sensación de no haber participado de esa cacería, pues lo visto por mi y lo que después comentaba el montero nada tenían que ver.

La lectura que hago de esto  no es otra que la escasez de conocimientos del montero en cuestión, lo que no le permite ver con la claridad necesaria las limitaciones de ese perro.

Hay una frase de Carlos Abascal Martínez, que suele ser muy clarividente a la hora de hablar de perros de jabalíes, “el gran problema de muchos monteros es la falta de objetividad a la hora de evaluar el trabajo que realiza su perro”.

Os decía antes que no es casualidad que los buenos perros habitualmente están en las mismas manos casi siempre, cada uno de ellos con sus gustos personales en lo que a los cruces se refiere, cada uno con su particular forma de entender la caza del jabalí, unos prefieren perros mas demandadores, otros perros mas latidores, pero sin desviarse del cometido final, un perro de jabalí completo

En muchas ocasiones escuchamos a algun montero hablarnos de un perro que  se le murió hace 20 años y que era….Dice mi amigo Chema (Quiros) cuando escucha esto, “No me habléis de muertos que me dan mucho respeto, háblame de los perros que tienes ahora”. La conversación finaliza.

Un buen perro puede llegar a tenerlo cualquier montero mediocre, fruto del azar, de la suerte, de la casualidad, pero cuando ese montero no vuelve a tener otro en su vida y recurre al recuerdo algo no funciona.

Tenemos en Asturias un ejemplo muy cercano, el caso de Guillermo (Coañana) que en el transcurso de la temporada pasada  se quedaba casi al mismo tiempo de dos perros TOP, el Zar y el Tel. Ni una sola palabra de lamento, monte y monte, un año después ya vuelve a tener perros de un gran nivel, montero con mayúsculas, de los que muchos monterucos que también venden lo poco que hacen ellos y los perros deberían aprender.


Por: Rafa González

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