No me canso de repetir que se vivía muy bien en los pueblos
cuando solo habían un tonto en cada uno
de ellos, ahora abundan como las ortigas.
Las redes sociales bien utilizadas pueden desembocar en
aspectos saludables y positivos pero mal utilizadas tienen mucho peligro, más
que un mono con dos pistolas, y desgraciadamente abundan los tontos que hacen mal uso de
ellos.
Hace unos días la Fundación Artemisan publicaba un video muy
pedagógico y extraordinariamente bien realizado sobre como deberíamos utilizar
los cazadores de forma correcta esas redes.
Pero a los pocos días un impresentable de encefalograma
plano, grababa un video con un zorro y
hacia con el mismo todo tipo de salvajadas, como suele ocurrir con estas cosas
el video corría por las redes a velocidad de vértigo y lo aprovechaban los
cazasubvenciones y los medios sensacionalistas para arremeter contra el
colectivo de cazadores.
Una vez más una acción individual manchando el buen hacer
del colectivo, una vez más los cazadores demonizados por obra y gracia de las
faltosadas de un zoquete.
Llueve sobre mojado,
seguimos empeñados en utilizar las redes sociales de forma equivocada, y mas
allá de esta caso que repito es la secuencia de la actuación de un
encefalograma plano, un imbécil que desconozco que psicotécnico y quien se lo
habrá hecho, tenemos que reflexionar sobre algunas imágenes que dejan mucho que
desear en lo que al respeto se refiere del animal cazado.
Una se harta de ver
imágenes fuera de lugar, imágenes de montas de perros, videos de perros
sobre un rastro y su dueño contando y cantando las grandezas del perro en
cuestión.. Más de lo mismo…
Dicen los sicólogos que los complejos de superioridad no
existen, todos son de inferioridad, y va a ser verdad. En esto de la caza el
agua caliente hace tiempo que se invento y todos conocemos donde están los
buenos perros y los buenos monteros, esos que no necesiten vender humo en las
redes sociales, esos que dejan que los perros hablen en el monte. Antaño
abundaban los cazadores de bar, ahora abundan los cazadores virtuales,
empeñados en engañarse a si mismos, en hacerse trampas al solitario. Una pena.
Decía un profesor de filosofía que la felicidad consiste en
la limitación y es verdad, en estos de la caza hay muchos que son felices.
Porque no utilizamos esas redes sociales para intentar que esa sociedad no cazadora conozca la caza,
profundice en sus aspectos positivos que no son pocos, entiendan que la caza es
herramienta de gestión imprescindible…
No podemos seguir así, de la nada a la nada.
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