Los pescadores asturianos hemos sido y somos los mejores garantes del patrimonio natural de los ríos salmoneros más meridionales de Europa, de la conservación del ecosistema de nuestras riberas y de nuestra cultura popular vinculada a la pesca fluvial. La desidia de las Administraciones Públicas, su falta de compromiso es el principal factor del declive de las poblaciones de truchas y de salmones en los ríos asturianos.
La vigilancia contra el furtivismo fluvial que usa métodos de exterminio masivo de peces es mas que preocupante, el estado de las aguas es un autentico despropósito porque ni depuran los vertidos ni erradican los vertidos ilegales; no defienden la integridad de los cauces frente a los aprovechamientos eléctricos, la extracción de áridos o mejorando las escalas para facilitar el ascenso de los salmones; no controlan ni garzas, ni cormoranes ni nutrias, si quieren hablamos de lo que ocurre con la pesca en alta mar.
Del estado de los “regatos” que antaño eran las repoblaciones naturales, mejor olvidarse, alguno ya no ven la luz desde hace tiempo, “devorados” por la maleza y el matorral, pero poco importa. La hoja de ruta de las cabezas pensantes es clara, prohibicionismo y mas prohibicionismo para limitar las posibilidades de la pesca deportiva y castigar a los pescadores. Pero en realidad castigan a la especie como ocurrió con el urogallo. Especie protegida, especie desaparecida.
Pero los pescadores seguiremos malgastando fuerzas, seguiremos peleándonos entre nosotros, los egos de algunos hacen mas daño que los cormoranes, seguiremos perdiendo el tiempo en batallas menores que ya sabemos a lo que conducen.
Un pescador en el río es un vigilante desinteresado, y quien no conozca esta realidad no hará más que empeorar la situación de las poblaciones de truchas y salmones asturianos.
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